Forense en pantalón corto

Forense en pantalón corto

Gunter Grass, alemán, escritor y luchador por los derechos humanos, fue galardonado en 1999 con el premio Nobel de Literatura. Su libro más difundido, El Tambor de Hojalata, vio la luz pública en 1959.

El también laureado Mario Vargas Llosa escribió el prólogo a la edición en castellano publicada en 1987. De dicha introducción nos permitimos extraer el siguiente fragmento: “Y, sin embargo, pese a la evidente artificialidad de su naturaleza, a su condición de metáfora, el enanito que redobla su tambor y nos relata el  apocalipsis de una Europa desangrada y descuartizada por la estupidez totalitaria y por la guerra, no nos comunica una animadversión nihilista hacia la vida.

Todo lo contrario. Lo sorprendente es que, al  mismo tiempo que su relato es una despiadada acusación contra sus contemporáneos, rezuma una cálida solidaridad hacia este mundo, el único que obviamente le importa. Oscar Matzerat se las arregla, aun en los peores momentos, para transmitirnos un amor natural y sin complejos por las buenas y divertidas cosas que también tiene este mundo: el juego, el amor, la amistad, la comida, la aventura, la música. Por razones tal vez de tamaño, Oscar siente con sensibilidad mucho mayor aquello que corresponde a lo más elemental y lo que está más cerca de la tierra y del barro humano”.  Horrorizado por los actos de barbarie cometidos por adultos, el protagonista de la novela optó por detener su crecimiento a tierna edad de los tres años cuando su madre le regaló el tamborcito de hojalata.

Guardando las distancias pero en acción al reverso, el Instituto Nacional de  Patología Forense, nacido en 1989, fue el producto de un parto distócico.  Nacido desde el vientre de uno de los períodos de gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, hoy permanece niño, a pesar de que lucha incesantemente para que le vistan con pantalones, puesto que 23 años de existencia deberían ser lo suficiente para haber alcanzado la adultez. Su vida ha transcurrido limitada a un pequeño anexo que a manera de ensayo se construyó al lado del Laboratorio Nacional Dr. Defilló. 

De poco  han valido los argumentos, ruegos y súplicas para que se construya una moderna edificación que responda a las actuales y futuras necesidades que  una práctica médico forense del siglo XXI demanda. Lo que inició con una cifra anual de noventa autopsias lleva ya varios años con promedio por encima de las dos mil necropsias. Más de cuarenta profesionales de la salud se dan cita cotidiana en aquel hacinado lugar lleno de precariedades y pobres condiciones para una labor científica idónea, eficaz, oportuna, eficiente y con calidad.

Es posible que nuestro Jefe de Estado, siendo un profesional del Derecho, conocedor de la importancia del peritaje médico legal en las investigaciones criminales, y sabedor de las dimensiones actuales de la violencia y la inseguridad ciudadana haya optado, como buen amante del baloncesto que es, pasar la bola al compañero presidente electo, licenciado Danilo Medina, para que anote un primer punto en el nuevo juego que se inicia el 16 de agosto de 2012.

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