En esta imagen del 10 de mayo de 2015, el papa Francisco se reúne con el presidente cubano, Raúl Castro, a la izquierda, durante una audiencia privada con el pontífice. El papa comienza el sábado 19 de septiembre de 2015 su primer viaje a Cuba y Estados Unidos, antiguos enemigos de la Guerra Fría, tras haber ayudado en el histórico acercamiento entre ambos estados. (AP Foto/Gregorio Borgia, Pool, Archivo)
LA HABANA. Francisco abrirá su primera jornada completa en Cuba el domingo con el acto que normalmente sería el punto culminante de una visita papal: Una misa ante de cientos de miles de personas en la evocadora Plaza de la Revolución de La Habana.
El servicio matinal abrirá una jornada ajetreada para el pontífice, que mantendrá un encuentro formal con el presidente Raúl Castro y podría verse con su hermano Fidel, de 89 años. Francisco terminará el día con una visita a la catedral de San Cristóbal y con un encuentro con jóvenes cubanos. Jóvenes y mayores salieron en masa a la calle el sábado para apostarse junto al recorrido de la comitiva papal para recibir al hombre que según muchos ayudó al acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
“Esta visita del papa creo que es un aire de esperanza que sopla sobre Cuba”, dijo Diego Carrera, un jubilado de 71 años que esperaba la llegada de Francisco al inicio de un viaje de 10 días en los que visitará los dos países, cuyas hostilidades se remontan a la Guerra Fría.
El papa escribió una petición personal a los presidentes Barack Obama y Raúl Castro y recibió a sus delegaciones en una reunión secreta en el Vaticano para sellar un acuerdo tras 18 meses de negociaciones a puerta cerrada.
Desde entonces, los dos líderes reabrieron sus embajadas en suelo contrario, celebraron un encuentro personal y mantuvieron al menos dos conversaciones telefónicas además de lanzar un proceso que busca normalizar las relaciones en campos que van desde el comercio al turismo o las telecomunicaciones. A su llegada a la isla, Francisco se metió de lleno en el proceso de deshielo, instando a los gobiernos cubano y estadunidense a continuar por el camino abierto recientemente y “desarrollar todas sus potencialidades”.
El Vaticano se ha mostrado en contra del embargo comercial de Estados Unidos a La Habana bajo el argumento de que a quien más daño hace es a los cubanos de a pie, y espera que la distensión lleve a un eventual levantamiento de las sanciones. Pero solo el Congreso estadounidense puede retirar el embargo. Francisco visitará la institución la próxima semana al inicio de la etapa estadounidense de su viaje, pero se desconoce si planteará el tema en su discurso en la cámara.
Con Raúl Castro a su lado, Francisco dijo que los acontecimientos de los últimos meses le habían dado esperanza. “Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades, como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos y de toda América y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero”, dijo. Castro, por su parte, calificó el embargo de “cruel, inmoral e ilegal” y pidió su cese al tiempo que agradeció nuevamente a Francisco su papel como promotor del proceso de normalización entre las dos naciones. Se espera que el mensaje papal del domingo sea menos político y más pastoral.
Francisco dijo que llega a Cuba como un mensajero de la misericordia, con el objetivo de solidarizarse con un pueblo y una iglesia que han sufrido mucho. El gobierno comunista de la isla nunca llegó a prohibió la religión per se. Pero estuvo cerca, cerrando escuelas religiosas luego de la llegada de Fidel Castro al poder en 1959, y expulsando a sacerdotes y enviando a otros a la cárcel o a campos de trabajos forzosos, incluyendo al actual arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega.
Castro empezó a aliviar el control religioso en la década de 1990, retirando el ateísmo contemplado en la Constitución antes de la visita del papa Juan Pablo II y reinstaurando la Navidad como feriado poco después. Hoy en día, la iglesia católica se ha establecido silenciosamente como la única institución prácticamente independiente con una influencia generalizada en la isla. Presente en zonas en su día completamente dominadas por el estado, la iglesia proporciona alimentos, educación, formación empresarial e incluso bibliotecas con éxitos extranjeros a la población.