Fue sepultada en San José de Ocoa la doctora Carime Isa Isa

Fue sepultada en San José de Ocoa la doctora Carime Isa Isa

En su pueblo natal de San José de Ocoa recibió sepultura el pasado lunes la doctora Carime Emilia Isa Isa, primera mujer cirujana dominicana, quien vivió y murió con el aura que confiere la dignidad del servicio desinteresado, de la entrega plena a un desempeño excepcional que le mereció galardones, pero sobre todo el respeto, admiración y gratitud de médicos, enfermeras y pacientes.
La doctora Isa, condecorada por el Poder Ejecutivo en 2003 con la Medalla al Mérito a la Mujer, falleció en Santo Domingo el 6 de este mes a los 85 años, en la clínica de Ginecología y Obstetricia. Fue velada en la Funeraria Blandino de esta ciudad y, al día siguiente, en la iglesia parroquial de Ocoa, donde en una misa de cuerpo presente el sacerdote Daniel Acosta resaltó sus virtudes humanas y aportes a la medicina.

Su ejercicio médico de más de tres décadas se caracterizó por un profesionalismo impregnado de humanismo, de disciplina y amor, su gran pericia en la cirugía y una visión holística de la medicina, enfatizando la importancia de la actualización permanente y del trabajo en equipo.

En el panegírico, su sobrino Jorge Subero Isa, expresidente de la Suprema Corte de Justicia, resaltó que ella vivirá por siempre en el corazón de la familia y de tantas personas a quienes sus manos expertas acudieron en su auxilio. “Tía Carime le dio la espalda a la pasión que despierta el amor para darle el frente a la vida. ¡Vivió para todos, menos para ella!

“El escarpelo está de luto –dijo-, pues las manos de la primera mujer que lo acarició ya han dejado de tener la firmeza que las caracterizó y que fueron templadas por el frío de Montreal, Canadá. En ese Montreal donde prematuramente su amor sentimental se congeló en el tiempo para siempre.

“Su impronta en Baní, Montreal, la capital y San Cristóbal, fundamentalmente, permanecerá para siempre, pues no solamente ejerció en esas ciudades con el más apego estricto al juramento hipocrático, sino que esos centros de salud se convirtieron para muchos de sus compañeros en verdaderas aulas, donde ella era la maestra, y donde esos colegas bebieron de sus conocimientos y consejos”. afirmó Subero Isa.

Destacó que a pesar de ser la cirugía su especialidad, pocos médicos tenían su ojo clínico. “Bastaba con auscultar superficialmente a una persona para diagnosticar con precisión matemática cuál era el mal que padecía y cuál debería ser el tratamiento”.

La enfermedad, sin embargo, no logró doblegarla. “El estoicismo con que la enfrentó demostró que su carácter indómito y el deseo de seguir viviendo para los demás, más que para ella misma, le fue ganando cada batalla. Pero finalmente, terminó, como terminan todos los mortales: el cuerpo devorado por su propio amo”.

A la prestigiosa cirujana, menor de once hijos procreados por el matrimonio de los comerciantes libaneses Jorge Isa y Emilia Isa, le sobreviven sus hermanas Elsa Isa de Subero y la doctora Carmen Isa Isa (Titina). En 1959 obtuvo el título de doctora en medicina en la Universidad de Santo Domingo.
Se especializó en cirugía general en la MacGill University de Montreal, Canadá, donde en sus años de entrenamiento fue jefa de residentes.
El Colegio de Cirujanos de Canadá le otorgó en el año 1979 la certificación y aprobación para ejercer allí, pero prefirió prestar sus servicios profesionales en su suelo natal.

En una semblanza suya incluida en el libro “Medalla al Mérito de la Mujer”, ella confesó: “Estábamos conscientes de las limitaciones en un país pobre como el nuestro, pero pensamos que, precisamente, esas circunstancias me estimulaban a regresar, con la seguridad de que venceríamos los obstáculos”.

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