Gerencia para las cuencas hidrográficas

Gerencia para las cuencas hidrográficas

El ingeniero Millo Peralta es un investigador y apasionado profesional santiaguero de los ríos dominicanos. Es un veedor de las condiciones en que se encuentran muchas de las cuencas de ellos. Por eso busca la forma de estremecernos de nuestra indiferencia para no dejarlos morir y hacer una causa común para restaurarlos. Es un recurso que garantizaría la vida en la isla. Es el agua lo que está en juego.
Las inquietudes del Ing. Peralta las plasmó en un libro que puso en circulación recientemente en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra en su recinto de Santiago. El libro, con una hermosa y cuidada edición, que atrae para su lectura por la cantidad de datos y fotos en su contenido, lo tituló “Gerencia de Cuencas Hidrográficas en la República Dominicana”. Esto permite darle su seguimiento a todos los ríos dominicanos y a los haitianos. Nos damos cuenta de cómo es urgente volver la vista a las cuencas de los ríos. Casi todos en avanzada deforestación.
Pero el libro de las cuencas del ingeniero Peralta adquiere más valor por lo manifestado por el presidente Medina el pasado domingo 3 que se alarmó al ver la deforestación tan avanzada en la zona de Hondo Valle.
Eso es próximo al área de influencia de la cuenca del río Artibonito. Allí la mano depredadora de haitianos y dominicanos se han aunado para preparar carbón a costa de los bosques nacionales y dejándolos yermos al descubierto sin la capa vegetal. Las autoridades dominicanas ni caso le ponen a esa barbaridad ecológica.
En estos momentos es muy importante el libro del ingeniero Peralta. Y es que deben crearse las gerencias de las cuencas hidrográficas, que investidas de autoridad real, cuiden de los ríos y sus cuencas. Así las generaciones venideras de la isla tendrían agua y bosques suficientes para asegurar la vida y su progreso.
La obra de Peralta, al tiempo que la acompaña de preciosas e impactantes fotos de nuestros ríos, introduce los datos fríos de las estadísticas, que con otro marco más seco, no hubiese atraído. Y es que la información obliga a tomar conciencia para interpretarlos y del descuido hacia las cuencas de todos nosotros. No se sabe aquilatar lo que representa en su conjunto proteger una cuenca con el fin de asegurar la vida en un territorio. Y esto no debe perderse para no tener que lamentarlo después.
El ingeniero Peralta, o Millo como lo conocemos todos sus amigos y relacionados, ha dedicado su vida profesional a llamar la atención acerca de los problemas de los ríos. Todavía está fresco su último libro con una infructuosa campaña para que las autoridades acudieran a reparar y restituir los sistemas de medición de los caudales de los ríos. Esos sistemas de medición en más de un 90% se han dejado destruir. Hasta ahora Peralta no ha tenido éxito para conmover a los responsables de su desidia.
Sin embargo, con esta obra de las cuencas hidrográficas, pudiera llamar más la atención de los responsables para llevar a cabo un despertar. Esto es imprescindible para conocer de las condiciones de las cuencas que están más devastadas por la depredación humana. Esta ha sido ayudada con el concurso de la indiferencia de las autoridades. Y todo azuzado por la ferocidad haitiana para arrasar con nuestros bosques.
Estamos en el año que más interés ha despertado el asunto del manejo de los recursos hídricos. Sería buena la oportunidad para remediar los olvidos del pasado. Los dominicanos creíamos que el agua era un recurso inagotable y podía desperdiciarse. Tal es todavía la costumbre criolla de creer que el agua no cuesta producirla y potabilizarla. Pero poco a poco hay síntomas que nos dicen que ya existe cierta preocupación por la cantidad de agua que el país puede disponer para sus necesidades.
Millo sigue contribuyendo a inquietar a los sectores responsables de que el agua se conserve. Con su libro bien sustanciado y de gran utilidad, está dándole el frente a lo que muchos no queríamos afrontar. Ante la realidad es que nuestros semejantes son los responsables de los daños existentes en las cuencas hidrográficas. Y a esos es que las futuras gerencias para las cuencas deberán enfrentar. Es un asunto de vida o muerte para la vida en la isla y que pueda sobrevivir con sus dos poblaciones, presionando para ver cuál de las dos es que primero va a hacer colapsar la existencia isleña.

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