2:30 AM. Unos 2,500 hombres de la 82a División Aerotransportada aterrizan en San Isidro. Era el comienzo de una masiva acumulación militar que en diez días alcanzaría un tope de 23,000 soldados norteamericanos en suelo dominicano, número casi igual a la mitad de los que por ese entonces estaban combatiendo en Vietnam. Fue también el 30 de abril que Johnson dejó entrever al público por primera vez la naturaleza de su «intervención humanitaria». Con el pretexto del asomo comunista cuando en realidad el gobierno de Bosch elaboró una constitución democrática, liberal y con una gran determinación de hacer cumplir las leyes y favorecer a los pobres además de encaminar una reforma agraria para fortalecer el campo y los campesinos, fue el utilizado tanto para derrocarlo así como para perpetuar a los golpistas en el poder que eran leales a Washington y a sus intereses.

Señalaba Johnson, reforzando «el cuco» del comunismo: «Hay señales de que gente entrenada fuera de la República Dominicana trata de tomar el control. Con ello, las legítimas aspiraciones del pueblo dominicano y de Ia mayoría de sus líderes en pro del progreso, la democracia y la justicia –social, resultan amenazadas, al igual que los principios del sistema interamericano». Johnson «recitaba esta poesía de principios» cuando su embajada bajo las órdenes directas de su gobierno apoyó y ordenó el bombardeo indiscriminado realizado por las Fuerzas de San Isidro durante varios días contra la población civil y la ciudad, provocando millares de muertos y terribles destrucción de viviendas y propiedades.

10:00 AM. Después de intensos combates, se conoce de una vía de acceso a la Fortaleza Ozama con la que se podría producir un ataque sorpresa que haría caer la plaza. La ruta era por una ventana del instituto Cartográfico, que daba acceso a un salón dentro de la Fortaleza. En momentos en que se iniciaba el avance, se escucha por la emisora rebelde recién salida al aire que «la Fortaleza Ozama ya había caído en  Ozama manos de los constitucionalistas». Solo minutos después, la misma fue atacada por los aviones de San lsídro, causando aún más daño que los recibidos en todas las horas anteriores de combate y debilitando más a sus ocupantes, Poco después fue infiltrada por la vía identificada y tomada la fortaleza Ozama, con poca resistencia desde su interior. Fueron hechos prisioneros más de 300 policías.

Otros tantos habían estado huyendo y desertando por el rio Ozama. El combate, como todos los anteriores, contó con miles de civiles que ya se habían convertido en combatientes y daban apoyo a los rebeldes. Esta masa invadió las instalaciones de la Fortaleza Ozama. En su interior habían heridos, policías refugiados en salones pues habían dejado de combatir y algunos muertos. Se dispuso la atención a los heridos, respeto, atención y ubicación adecuada a los prisioneros, mucho de los cuales se pasaron a las filas rebeldes. Resultó que en la fortaleza Ozama no solo había un inmenso arsenal de la Policía, de las más de 1,500 carabinas San Cristóbal y decenas de miles de municiones sino otro arsenal igualmente grande de la Marina de Guerra compuesto por fusiles y cañones, miles de municiones y obuses de estas armas pesadas.

Está planeado ya el ataque constitucionalista al Departamento Policial de Radio Patrullas, la ocupación del hospital Militar y doblegar el Palacio General de la Policía.

2:00 PM. En varias llamadas hechas a los teléfonos del Mando Constitucionalista se le informaba a Caamaño que las Fuerzas Aerotransportadas norteamericanas estaban cruzando despacio el puente Duarte: hablándole aI público y desarmando a los combatientes constitucionalistas. Hasta ese momento no encontraron resistencia armada. Oficiales de origen cubano y puertorriqueño hablaban en español de que la guerra se había terminado, que se había llegado a un arreglo y que debían entregar las armas. Lograron quitar algunas armas y algunos comandos constitucionalistas desorientados se retiraron.

Como no se tenía comunicación con el coronel Fabio Chestaro, comandante de la zona por donde penetraban los norteamericanos, Caamaño ordenó llamar por teléfono a los militares a la estación de radio de onda corta que ya tenían los constitucionalistas instalada en el cine Lido de la avenida Mella y que ya estaba transmitiendo desde esa madrugada. Caamaño después de indagar algo más, le dijo a su interlocutor: «Enfrente a los norteamericanos con todo lo que tengan que nosotros salimos para allá», Cuando Caamaño toma el otro teléfono escucha a Bonaparte Gautreaux que grita: “Tírenle a los americanos carajo tírenle». Caamaño le pregunta a Bonaparte: «¿A quién le estás ordenando que le tire a los invasores?». Y le contesta: «Al comandante Nalmo Saldaña: que tropas invasoras norteamericanas avanzan desde Haina», Al saber Caamaño que tenía la estación de radio por el teléfono: pidió que lo sacaran al aire y dijo con voz fuerte y firme:

«Pueblo Dominicano… Pueblo Dominicano…. Pueblo Dominicano: les habla el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, comandante militar del Movimiento Constitucionalista. Las fuerzas militares norteamericanas invaden a Santo Domingo a través del puente Duarte y desde el puerto de Haina. Hay que enfrentarlos con todo lo que se tenga, hasta las últimas consecuencias. (Y gritó) ¡Fuego fuego, fuego contra los invasores norteamericanos, el Mando Militar Constitucionalista sale hacia el puente. «Al terminar le dice a Bonaparte y al primer teniente García Germán: «Mantenga esa orden, fuego a todos los invasores». Ya se escuchaban explosiones y disparos de un combate.

Se escuchó la voz de algunos derrotistas: «No se puede pelear contra los norteamericanos», Ahí mismo respondió Llio Capozzi con su tradición al calma y cara seria, su aire de profesor y acento italiano: «Los norteamericanos tienen una cabeza, dos brazos y dos piernas no son ningún fenómeno le entran las balas como a todo el mundo”.

Le dicen a Caamaño que dos delegados constitucionalistas están en la base aérea de San Isidro para firmar un cese al fuego. Eran el primer teniente Héctor Conde Espino y el hermano del coronel Caamaño, Fausto Caamaño Deñó (Manolo), que al combatir contra los norteamericanos se ponía en peligro de muerte a esos delegados. Caamaño responde: «Por los traidores a la patria, la patria, la República Dominicana, está en peligro de muerte, todos los patriotas tenemos la obligación de defenderla, aun al precio de nuestras vidas».

En su camino hacia el puente, cientos de combatientes a pie de prisa, dirigiéndose hacia donde se escuchaba el incremento de disparos seguían a Caamaño. Una masa inmensa de combatientes, mujeres y hombres, con armas de fuego, y con otros tipos de armas, otros solo con sus puños, uñas y dientes que han venido de todo el país y de toda la ciudad de Santo Domingo, se dirigen una parte al este y otra al suroeste para enfrentar a los invasores. Comenzó la resistencia armada contra la segunda ocupación militar norteamericana del siglo XX.

Mientras avanzaban por el puente: los infantes de marina también se desplegaban desde la zona que rodeaba al hotel Embajador y ocuparon 15 Km2 en el sector occidental de la ciudad: donde establecieron la denominada «Zona de Seguridad Internacional» (SZI). Bajo control norteamericano.

Luego de intensos combates, los infantes logran tomar el puente. Siguieron adelante, con el fin de apoderarse de varias manzanas de casas en la orilla constitucionalista del rio. Con su inmenso y abrumador poderío en armas, con bazucas, cañones de 105 mm sin retroceso: lograron consolidar sus posiciones en relativamente breve tiempo.

Este fue el primer combate entre tropas norteamericanas y las tropas constitucionalistas. Era evidente ante los ojos del mundo, que la proclama de la supuesta neutralidad del gobierno de Estados Unidos era una pura falacia, Vinieron a cambiar el resultado de la revuelta para poner un gobierno favorable a ellos y sus intereses.

3:30 PM. EI contingente de Marines que avanzaba desde el oeste hacia la zona de la Embajada estadounidense es frenado por fuego selectivo de francotiradores que le causan un muerto y varios heridos. Reciben autorización de atacar con cohetes la zona de un residencial desde el cual suponían se producían dichos ataques. El contrataque de los marines no logra frenar el hostigamiento que sufrían de los tiradores y se dan cuenta que sin refuerzos no podrían avanzar más y deciden retirarse. Este obstáculo puesto por los tiradores rebeldes garantizaron que Radio Santo Domingo permaneciera algunos días más en manos de los constitucionalistas.