Gianfranco Fini : de carbón vegetal a pintura

Gianfranco Fini : de carbón vegetal a pintura

Arte San Ramón Contemporáneo está haciendo una gran labor por el arte contemporáneo, convenciendo, concitando, conquistando a nuevos públicos. Lo que fue osadía y desafío confirma hoy un interés por propuestas artísticas perteneciendo a una actualidad incuestionable, y esa acogida creciente contribuye a modificar el coleccionismo. ¡Ya era tiempo! Paula Gómez, historiadora, curadora y crítica de arte, lo hace con un sentido de compromiso artístico y cultural.

Lo que nos parece también muy positivo es que ella opta por una imagen nueva y distinta, pero que mantiene el concepto de belleza y presenta a creadores de distintas generaciones y nacionalidades eventualmente, como es ahora el caso de Gianfranco Fini.
Italiano, nacido en Roma y residiendo en República Dominicana, Gianfranco Fini es artista plástico y arquitecto, tanto de formación como de ejercicio profesional. Su muestra en ASR Contemporáneo amerita una atención particular.
La exposición. Desde el primer cuadro, el descubrimiento se vuelve deslumbramiento, y el título en sí, “Reflexiones sobre Prometeo”, ya constituye un motivo de curiosidad. Hasta puede despertar un recuerdo… y, personalmente, pensamos en el “Prometeo mal encadenado”, novela de André Gide que se apropió del mito griego y lo transformó… En el caso de Gianfranco Fini, nos “encadena” a la singularidad de su obra: ¿será él Zeus, y nosotros Prometeo? De hecho, una exposición no tan grande propone una cantidad de planteamientos. El primer lugar, es la modalidad que llaman “pintura ampliada”, admitiendo la tercera dimensión y materiales extraños. Si continuamos apreciando la definición pictórica, la obra aúna la belleza y el equilibrio –incluso en lo asimétrico–, con una simultánea preeminencia de la geometría y construcción, ¡el arquitecto acompaña al pintor!
Y, por supuesto, el Prometeo antiguo, habiendo obsequiado a los hombres el fuego y provocado la ira del Dios olímpico, le acercamos el concepto… del carbón, mayormente vegetal, que Gianfranco Fini integra magníficamente en sus cuadros, provocando una fascinación inmediata.
Esta calcinación la disfrutamos, la seguimos buscando, la encontramos en distintas formas, formatos y fragmentaciones. El artista le agrega variantes minerales, madera, afinidades siempre con la naturaleza, hasta con un repentino boceto de planta. Es algo real-maravilloso, previendo –estamos seguros– su conservación.
Después de la estética, no contenemos una inquietud. Probablemente Gianfranco Fini haya pensado en el drama de la deforestación dominicana, de nuestros árboles vueltos carbón ilícito para Haití. Esta casi omnipresencia del carbón en las obras maestras del artista se asocia a la tragedia venidera…
El contraste entre el negro mate y el pan de oro contribuye a otra virtud plástica: la intervención del color, su importancia, su sutileza… que aligera la austeridad. ¿Y qué decir de las irrupciones bienvenidas de la línea, instrumentando el juego de una geometría sensible? En cuanto a la frecuencia del cuadrado –especialmente en las composiciones mosaicadas–, ello encierra, no solamente una connotación de la figura perfecta platónica, sino nuevamente el simbolismo de la Tierra y de la materia. Evidentemente, al arte de Gianfranco Fini, muy serio, no le falta a veces un componente lúdico. Su mejor testimonio, una escultura, dispuesta a agredir el espacio, tan misteriosa como explicita: ¡se llama “No toque a Caín”!

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