Quién ignoraría la presencia imponente de un girasol (flor del sol)? Es difícil, porque esta flor, que llena de energía y vitalidad los espacios, nunca pasa desapercibida, sino que por el contrario cambia el entono llamando desmedidamente la atención con su presencia, tal vez por su vinculación con el astro más fuerte del cosmo.
Esta flor impone un toque refrescante y a la vez energético en los espacios. A lo largo de un pasillo, en la sala de estar, salón de reunión familiar, terraza, e incluso en la cocina, siempre impregnan ese aire natural del que nos permite disfrutar libremente nuestra flora.
Sus hermosos pétalos incrustados sobre su base negra simulan el candente sol. Es por eso que esta flor añade viveza en los lugares en que es colocada. Las encontramos tanto en las principales jardinería del país, como en cualquier esquina de la calle. Su belleza es tal que ni siquiera Van Gogh y Picasso pudieron resistir la tentación de pintar en grandes lienzos estas hermosas flores, por eso son un detalle por excelencia para decorar y además llenarse de toda su energía. En un jarrón de cristal se ven espectaculares. En su estado natural son amarillas, pero las hay naranja y marrones.
Uso del girasol
Además de ser un excelente adorno, tiene utilidades medicinales y cosméticas.
Sus semillas son una especie de aperitivo, para este propósito se venden tostadas en los supermercados. El girasol sirve también para producir biodiésel, aceite y la harina se utiliza como alimento para el ganado.
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Los girasoles
Aunque los podemos encontrar en cualquier lugar, son originarios de la zona sur de Estados Unidos y México, donde fueron considerados sagrados por los aztecas.
Los conquistadores españoles llevaron las primeras semillas a Europa en el siglo XVI.
El nombre científico del girasol es Helianthus annuus, pero también es llamado calom, jáquima, maravilla, mirasol y otros nombres más. Fue una de las flores favoritas de los aztecas, quienes la llamaban acahual. Lo cierto es que esta flor ambientan muy bien.