Gratitud por reconocimientos

Gratitud por reconocimientos

Me siento en el deber de expresar mi gratitud a la Fundación Corripio por haberme otorgado su premio anual de estímulo a las comunicaciones sociales, esta vez en la categoría Periodismo, que recibí el martes 29. Celebro haber compartido el rconocimiento con las dirigentes del Instituto Oncológico Heriberto Pieter, el jurista Rafael Alburquerque y el actor Iván García. Agradezco a la familia Corripio que mantiene estos premios anuales, como al jurado que me hizo objeto del galardón.

Nunca me he autopromovido para ningún reconocimiento. Más bien durante dos o tres décadas, he sido jurado de premios periodísticos administrados o auspiciados por instituciones académicas, como la Universidad Católica Santo Domingo o el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, o internacionales como Unicef o Visión Mundial, y hasta de empresas industriales y de seguros.

Los reconocimientos son estímulo para la superación y el compromiso con la sociedad, y más cuando reafirman la hipoteca social del periodismo, que conlleva la obligación de perseguir la realidad, investigarla, descubrirla y exponerla, aunque los resultados no se correspondan con nuestras expectativas, o cuando van contra el sentir de amplios conglomerados o importantes intereses empresariales o políticos. Por simple ejemplo, soy militante en la denuncia de las ejecuciones policiales de muchachos pobres en los barrios, sean supuestos o reales delincuentes.

Durante más de dos décadas inculqué a mis alumnos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en múltiples charlas, que la objetividad es una meta a perseguir, colocando la realidad por encima de lo que hay en nosotros. Pero nunca para cruzarnos de brazos, sino para buscar transformarla en beneficio de la sociedad.

Nunca he predicado la neutralidad ni la independencia, sino la objetividad, como capacidad para percibir la realidad y exponerla sin manipulaciones, sin tratar de acomodarla a nuestros intereses o anhelos, por más sublimes que estos sean. Para luego luchar por transformaciones acordes con los sueños de la sociedad, que es plural por naturaleza. Los neutrales y los independientes viven al margen de la justicia social, no utilizan el poder de la comunicación para mejorar la repartición de los panes y los peces ni para crear instituciones que soporten la libertad, la democracia y la inclusión social.

Yo soy miembro de la generación de los sesenta, de los jóvenes que nos propusimos cambiar esta sociedad, que trataba de superar la tiranía trujillista de tres décadas, y un legado autocrático, de exclusión que fue siempre caldo de cultivo de la dictadura o de la anarquía. La guerra fría y la invasión norteamericana de 1965 frenaron el proceso, prolongando la autocracia y la exclusión en otras dimensiones.

Fui de los primeros dominicanos graduados de periodistas y luché por el reconocimiento de la profesión, por la defensa de los intereses de los periodistas, por la plena libertad de expresión y difusión, por el establecimiento de un código de ética por parte de los mismos periodistas.

Gran parte de esos anhelos están aún pendientes de materialización. Otros, como el código de ética, lucen casi imposible dada la perversión bastante generalizada de la comunicación y el periodismo nacional, pero hay que seguir enarbolándolos, por principio y a la espera de coyunturas más propicias para el mejoramiento social.

Por eso, cuando me entregan un reconocimiento como el de la Fundación Corripio, lo recibo con alegría y gratitud. Si me premian por un ejercicio profesional de calidad, comprometido con la sociedad, por la promoción de la democracia, y por labor docente, están reconociendo a cuantos desde el Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales, el Colegio de Periodistas y la Asociación de Periodistas Profesionales proclamamos y defendimos la hipoteca social de la comunicación. Agradezco también el acto de solidaridad del que fui objeto por cientos de colegas y amigos el 21 de agosto, tres días antes del accidente automovilístico del que aún lucho por recuperarme.

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