Brazil's forward Neymar plays a ball during a training session of the Brazilian team at the Corinthians Arena in Sao Paulo, on June 11, 2014, on the eve of a Group A football match between Brazil and Croatia during the 2014 FIFA World Cup. AFP PHOTO / VANDERLEI ALMEIDA
El fútbol francés, cuyo campeonato se reanuda este fin de semana, ha aumentado su atractivo para el inversor extranjero después de su sonado éxito en el último Mundial celebrado en Rusia. Sin embargo, la captación de fondos chinos, estadounidenses, cataríes o rusos también crea suspicacias.
El distanciamiento de los nuevos propietarios extranjeros con las ciudades sedes de los clubes es una ellas, pero también genera otras: ¿los inversores lo hacen como una operación de lavad de imagen? ¿mero negocio? ¿de dónde vienen los capitales de la compra?
La adquisición del histórico Girondins de Burdeos por parte del fondo de inversión estadounidense General American Capital Partners (GACP) por 100 millones de euros ha sido la última operación. El antiguo equipo de Zinedine Zidane fue vendido a manos extranjeras después de dos décadas ligado a la cadena de televisión francesa M6.
«El entorno deportivo se ha vuelto cada vez más competitivo en Francia con la llegada de inversores extranjeros a París, Marsella, Lyon o Mónaco. Para que el Burdeos fuera a más, había que darle medios suplementarios», sostuvo el director administrativo y financiero de M6, Grégory Le Fouler, para justificar la venta del club del suroeste de Francia . Antes del Girondins, entrenado por el uruguayo Gustavo Poyet, hubo más casos, como el del Olympique de Marsella, propiedad de Frank McCourt, un millonario promotor inmobiliario estadounidense que compró la entidad por unos 50 millones de euros, en 2016, o el más conocido, el del París Saint-Germain, adquirido en 2011 por fondos cataríes. Por sus abultadas inversiones, el PSG está bajo investigación de la UEFA después de que sus dueños gastaran 400 millones de euros en fichajes en 2017 -en Neymar y Kylian Mbappé, esencialmente-, lo que pudo haber contravenido las normas de «fair play» financiero. En la lista de adquisiciones extranjeras, figuran asimismo el Mónaco, comprado por el ruso Dimitry Rybolovlev; el Sochaux (Segunda francesa), que rompió en 2015 su cordón umbilical con la marca francesa Peugeot para ser vendido al grupo chino Ledus; y el Lille, cuyo propietario desde hace más de un año.