Hablemos de mercadeo

Hablemos de mercadeo

Acabamos de pasar otro día de Acción de Gracias (Thanksgiving o día del pavo, como le llaman muchos) y aunque en nuestro país todavía el influjo norteamericano no se siente en todas las clases sociales, ya las clases alta y media alta lo celebran casi con la misma intensidad que en los Estados Unidos.

Tanto es así que notamos cenas alusivas al día de Acción de Gracias en los clubes exclusivos de Santo Domingo y Santiago, ofertas de pavo en todos los supermercados de importancia y celebraciones en los colegios privados.

Sin embargo, este artículo no se concentra en el comportamiento actual del consumidor en Thanksgiving en la República Dominicana, sino en el comportamiento actual del consumidor en Estados Unidos, que podría moldear el comportamiento futuro de nuestro consumidor en nuestros países latinoamericanos.

El día de Thanksgiving en los Estados Unidos es un día de gloria para los mercados, registrándose la mayor venta del año en el día siguiente al de Acción de Gracias, viernes. Ese viernes se da inicio “formal y oficial” a la Navidad, que marca otra época de gran consumo en norteamérica. Se rompen todos los record de compra de todo tipo de artículos de regalos, decorativos, dulces y comida, entre otros artículos cuya compra esta motivada por el impulso. A mayores compras, mayor nivel de satisfacción del consumidor, y un sentido de que comienzan las fiestas, tanto de Acción de Gracias como Navideñas.

¿Cuáles son las tiendas que disfrutan la mayor gloria de Thanksgiving? Tradicionalmente Macy’s y Bloomingdales en NY para compra de regalos y para todo tipo de articulo de consumo masivo, las cadenas como Walmart “hacen su Agosto” en Noviembre.

¿Cómo logran estas tiendas capturar mayor nivel de demanda a través de ese día, capitalizando en las tradiciones y tratando de ir delante de la competencia?. Se logra mediante una estrategia promocional bastante directa y enfocada, tanto así que podríamos llamarla una estrategia de rayo láser, que ataca al consumidor en el punto y el momento preciso. Por ejemplo, utilizar su base de datos para enviarle a consumidores actuales una oferta de descuento para el viernes luego de Acción de Gracias, válida por unas 2 o 3 horas en la tienda, descuentos especiales en toda la tienda durante las primeras horas de la madrugada (sí, comienzan los descuentos desde tan temprano como las 5:00 AM!), especiales “espontáneos” para los que están dentro de las tiendas en un momento dado como en el departamento de caballeros, X% de descuento en la próxima media hora lo cual dirige el tráfico de consumidores a áreas menos demandadas, entre otras tácticas promociónales directas.

La clave es recompensar al consumidor fiel, que llegue temprano y que pase más tiempo en la tienda. El objetivo, incrementar la demanda de bienes y servicios que se compran por impulso, en los cuales el consumidor no está tan conciente de la relación beneficio precio. La satisfacción para los consumidores, haber compartido un poco del espíritu festivo de Acción de Gracias y de la Navidad.

Todos satisfechos, verdad?

Sin embargo, aún cuando como mercadóloga aplaudo los métodos de los establecimientos comerciales para aumentar el tráfico y la demanda y como consumidora me fascina este tipo de juegos y ofertas promocionales, creo que el día de Acción de Gracias y el principio de la Navidad debe ser algo más profundo y espiritual en cada uno de nosotros y nosotras. Que debe ser un momento para “alabar a Dios porque El es bueno y porque para siempre es su misericordia” (adaptado del Salmo 118:1). Que durante las fiestas, hagamos una pausa en nuestra cotidianidad para ser agradecidos por lo que tenemos y disfrutamos, para hacernos propósitos de una vida más piadosa y para no olvidar a aquellos que sufren y que no tienen las bendiciones materiales y espirituales que nosotros tenemos, reconociendo a Dios como el dador de todas esas bendiciones.

Aún a riesgo de sonar muy espiritual, quiero también añadir que el ser agradecidos y agradecidas, con Dios y con quienes nos rodean, tiene repercusiones positivas en nuestras vidas, entre ellas un mayor acercamiento a Dios, el reconocimiento de nuestras bendiciones nos hace disfrutarlas más y por ende ser más felices, el cambio de actitud al agradecer a los demás nos hace cultivar mejores relaciones y ser una fuente de inspiración para los que nos rodean.

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