“Hacer que las cosas sucedan”

“Hacer que las cosas sucedan”

Cuando la directora del Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI) habla de los exitosos resultados obtenidos en 12 años de fructífera gestión que lleva al frente de la institución, no oculta la emoción y el orgullo, porque con el soporte del equipo de técnicos que la apoya logró alcanzar metas en áreas relevantes para el desarrollo de nuestro país y la competitividad internacional, contribuyendo a mejorar el nivel competitivo de empresas e instituciones rurales que generan riquezas y mano de obra.
La Doctora Bernarda Castillo, directora del IIBI, refiere que “esta es una institución muy especial, de investigación, que ofrece servicios al sector empresarial, con laboratorios acreditados por instituciones nacionales e internacionales, hacemos analíticas desde una materia prima hasta una varilla, lo que es importante para el país”.
La institución tiene áreas de energía renovable, transferencia tecnológica y emprendimiento, biotecnología vegetal, biotecnología farmacéutica, de energía y fermentación. “Estamos llevando a cabo proyectos que son pioneros para el país y pueden solucionar problemas que tenemos en las zonas costeras, donde se desarrollan actividades turísticas”.
El IIBI es una institución de investigación y de servicio. Fue creado mediante el decreto número 58-05, del 10 de febrero del 2005, que le cambió el nombre de INDOTEC a IIBI. Tiene áreas que se han desarrollado en la medida en que se elaboran productos. Incluye una rica variedad de vinos de frutas, mermeladas, galletas de batata, de arroz, productos farmacéuticos, energía renovable, mermeladas, polvo de zapote, entre otros.
La doctora Castillo refiere que el área de transferencia tecnológica es importante porque algunos países toman los resultados de las investigaciones y los transfieren, “pero nosotros la tenemos aquí, y además de desarrollar tecnología, aprobar, innovar y mejorar; también se la transferimos tanto a las empresas como a las asociaciones que quieran comercializar esos productos”.
Otras áreas importantes son las de transferencia de tecnología, de energía renovable y de investigación, en las que se utiliza la tecnología “como herramienta para desarrollar o probar otras tecnologías que ya han desarrollado otros países y que nos permite solamente comprobarlas”.
El área de investigación del IIBI se relaciona con la farmacia, y tiene vínculos con el valor agregado básicamente de las plantas aromáticas, de donde se extrae aceite para desarrollar productos que pueden comercializarse, “y que en algunas ocasiones no tienen los estándares que el comercio necesita, y en esta institución lo mejoramos y lo colocamos al nivel de competir con cualquier marca internacional, como es el caso de productos de belleza”.
La agroindustria incluye la parte de biotecnología industrial y se dedica a agregar valor a los productos agropecuarios. “Nos hemos especializado en los productos que están de cosecha en el momento, agregamos valor a los excedentes, como es el caso de zapote, chinola, mango, uva, fresa, entre otras; es decir, las que no se exportan, nosotros les enseñamos a los productores cómo aprovechar los excedentes”.
Es el caso de harina que se produce de las sobras de yuca, batata y ahuyama. En el IIBI, según la directora, “la convertimos en harina para que se pueda aprovechar.”
“Es lo que llamamos valor agregado a los productos que se vendían antes muy baratos como materia prima. Ahora, con este aporte al país, nos damos cuenta de que no tenemos que vender las cosas como materia prima, como es el caso del chocolate, sino que podemos vender materia prima procesada con un valor agregado”.
Castillo comentó que el área de medio ambiente incluye proyectos que tienen estrecha relación con todo lo relativo a la bioremediación. “Actualmente se trabaja en proyectos de saneamiento, con el aprovechamiento de desechos”. En el centro del IIBI, ubicado en el sector Pantoja, se trabaja en el área de biotecnología vegetal, específicamente en sanear material de siembra del campo.
La doctora Castillo no oculta su entusiasmo por los logros obtenidos. “Estoy contenta, satisfecha, de estar al frente de esta institución. Nos propusimos elevarnos, exigirnos más, con calidad. Somos la única institución de laboratorios que los análisis que hacemos están acreditados, lo que significa que alguien nos vigila y nos supervisa”.
Las agencias internacionales que acreditan al IlBI son Eco Costarricense de Acreditación (ECA), que audita dos veces al año a la institución, y la agencia alemana Germany Lou, con sede en México, que certifica todo el proceso de gestión, desde compras hasta los análisis de laboratorio.
El proceso de exportación de productos al sector empresarial es otro aporte del IIBI. Un ejemplo es el chocolate “La Criollita”, que se comercializa en Rusia y Los Estados Unidos. Estos productos llevan el sello de la denominada IS017025, un lenguaje internacional reconocido por los técnicos que facilita el proceso de supervisión.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas