Haití es un caos organizado

Haití es un caos organizado

Ha sido una constante histórica, Haití goza su autodestrucción como Estado. Ha vivido en crisis política permanente, el que llega al poder se enriquece y favorece a uno de los dos sectores dueños del país, olvidando las demandas de la población. Esta responde, sucedió la semana pasada, destruyendo negocios, imitando la quema de plantaciones entre 1793 y 1804.
Sobre Haití Churchil repetiría su frase sobre Croacia: "produce más historia de la que puede digerir". Con razón, es de los países más pobres del mundo, con un PIB de 19,000 millones de dólares, una población de 10.6 millones de personas y un producto per cápita de 1,800 dólares en 2017. Su destino debió ser otro.
Por el tratado Ryswick que puso fin a la guerra entre Francia y España, el oeste de la Hispaniola había estado bajo la corona francesa desde 1697. Y basado en la industria azucarera intensiva en trabajo, se convirtió en la colonia francesa más próspera en el Caribe a final del siglo XVIII y primeras décadas del XIX.
En menos de 10 años duplicó el valor exportado de azúcar, café, cueros, melado, guayacán, algodón, añil y cacao. En un año llego a exportar 130 millones de francos francés, trabajando 800 grandes plantaciones azucareras, 3000 pequeñas plantaciones, 700 productores de algodón y 3,000 pequeñas plantaciones de índigo.
Producía el 75% de lo que Francia importaba del resto del mundo en 1789, le bastaban 22,000 kilómetros cuadrados y una población de 500,000 habitantes mayoritariamente esclava al inicio de la Revolución Francesa. Santo Domingo tenía 55,000 kilómetros cuadrados y 120,000 habitantes.
¿Cómo fue que cayó tan bajo? Aunque nació en 1804 la esclavitud fue abolida por el comisionado francés Sonthonax once años antes. La economía se deprimió desde 1793 hasta la independencia en 1804, sin poder salir de la pronunciada recesión por el embargo comercial y la deuda de 150 millones de francos franceses que Charles X, Rey de Francia (1824-1830), le impuso para reconocer la independencia.
Debía pagarse en cinco años (30 millones anuales), un imposible, equivalía a diez veces el PIB anual de Haití. Los ingresos del fisco estaban por debajo de 150 millones de francos, lo que había producido el comercio exterior total con Francia de 214 millones de francos en 1789, cuando exportó 155 millones de francos e importó 55 millones de francos. Que se redujo significativamente, lo mismo sucedió con la recaudación del Gobierno y el ingreso de la población, ambos función del volumen exportado y el precio de venta. Además de que la producción azucarera se había trasladado a Cuba y las tarifas de aduanas devaluadas en 50%.
Para pagar a Francia en 1829 y en 1838 Boyer obtuvo préstamos de un banco de París, reduciendo el balance adeudado a 90 millones francos, debía pagarse en treinta años, terminar en 1867. Haití liquidó la deuda en 1883.
Los haitianos nunca han olvidado el peso de ese pasado, explica y de ninguna manera se justifica, la proclividad a destruir activos productivos en forma de protesta, como sucedió la semana pasada, lo que empeora la pobreza extrema, obligando a nuestro Gobierno blindar de manera permanente la frontera para proteger la economía y no pagar las consecuencias.

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