PUERTO PRÍNCIPE, Haití. La ministra de salud de Haití, Florence Duperval Guillame, fue nombrada primera ministra interina en espera del nombramiento del sustituto del renunciante jefe de gobierno Laurent Lamothe tras varias semanas de protestas.
Enex Jean Charles, secretario general del Consejo de Ministros, informó el domingo en un comunicado que Duperval Guillaume permanecerá en el cargo un máximo de 30 días, como lo establece la Constitución.
Durante ese período, el presidente Michel Martelly debe presentar al Parlamento las nominaciones para seleccionar al nuevo primer ministro y que éste forme un nuevo gobierno.
El nombramiento interino de Duperval Guillame ocurre una semana después que Lamothe renunció la madrugada del 14 de diciembre tras varias semanas de violentas protestas populares que exigían su dimisión, así como la renuncia del presidente Michel Martelly.
Lamothe, quien permaneció 31 meses en el cargo, dimitió después que Martelly acogió las recomendaciones de una comisión independiente creada para buscar soluciones al estancamiento que afecta al gobierno por el atraso de elecciones legislativas desde 2011 debido a desacuerdos entre el Ejecutivo y algunos legisladores.
Aunque la Cámara de Diputados aprobó en 2013 modificaciones a la ley electoral a fin de que Martelly convoque a comicios legislativos, el Senado no ha ratificado el proyecto de ley. El gobierno culpa a seis senadores de la oposición por obstaculizar la enmienda.
Como consecuencia del atraso, dos tercios del Senado concluyen su período el 12 de enero, así como la totalidad de los diputados, por lo que el Parlamento quedaría virtualmente disuelto y Martelly deberá gobernar por decreto. Si la nominación de un nuevo primer ministro no se aprueba a más tardar el 12 de enero, el gobierno se quedará sin jefe.
El conflicto entre el ejecutivo y el Parlamento también impide la negociación del presupuesto para el 2015 del país más pobre de las América, que aún no logra superar los estragos del devastador terremoto del 12 de enero 2010, que destruyó gran parte de la capital y dejó, según cifras del gobierno, más de 316.000 muertos.