El gobierno de Haití inauguró hoy una oficina en Santo Domingo para comenzar a promover de forma sistemática y permanente sus destinos turísticos, culturales e históricos. “Al conocer la otra cara de Haití el turista se quedará impresionado”, dijo Stéphanie Balmir-Villedrouin, ministra de Turismo, quien inauguró la oficina en una céntrica zona comercial de la capital dominicana.
Aunque Haití y República Dominicana comparten la isla caribeña La Hispaniola, pocos dominicanos han visitado Haití debido a su historia de tensiones políticas, comerciales y migratorias bilaterales.
Miles de haitianos en cambio cruzan cada año la frontera hacia República Dominicana sin permiso migratorio en busca de trabajo y donde viven en condiciones de pobreza. Tras el terremoto que destruyó gran parte de Puerto Príncipe en enero el 2010, miles de dominicanos cruzaron por primera vez la línea limítrofe para llevar ayuda humanitaria y más tarde muchos de ellos consiguieron trabajo o emprendieron negocios en Haití, pero el flujo de turista es aún muy reducido.
Según cifras del ministerio de Turismo, Haití recibe al año 1,4 millones de viajeros, muchos de ellos diplomáticos y miembros de organizaciones internacionales y no gubernamentales, mientras que sólo menos de mil son dominicanos.
Balmir-Villedrouin explicó que la oficina servirá para establecer comunicación con las agencias de turismo dominicanas y crear paquetes multidestino para ofrecerlos a los viajeros dominicanos, especialmente en la región histórica de Cabo Haitiano y en el pueblo cultural de Jacmel.
Además del centro histórico de Cabo Haitiano, cerca de esa ciudad en el norte de Haití se ubican las playas de Labadie, las ruinas del Palacio de Sans Souci y la fortaleza militar La Citadelle, declaradas como patrimonio de la humanidad por Unesco.
“La tarea es trabajar con las agencias de viajes para saber qué tipo de oferta le interesa al púbico dominicano”, explicó la funcionaria.
Dado que los dominicanos requieren visa para ingresar a Haití y el cruce en la frontera es lento debido a la falta de infraestructura y a los mercados binacionales a donde acuden miles de comerciantes de ambos países, Balmir-Villedrouin adelantó que su gobierno realiza gestiones para tratar de agilar el paso de los turistas.