Haití y RD versus comercio legítimo

Haití y RD versus comercio legítimo

La frontera domínico-haitiana históricamente ha sido tema recurrente de confrontación, luchas de intereses de grupos hegemónicos y déspotas que se imponen en menoscabo de una auspiciosa vecindad, para que prime, por encima de las barreras y prejuicios raciales, la sensatez entre las dos naciones signatarias del Acuerdo de Asociación Económica (EPA), que crea las normas y promueve las mejores prácticas para consolidar el tráfico comercial.

Las tortuosas relaciones han estado sujetas a respuestas coyunturales para encarar diferendos histórico/estructurales, que han aprovechado grupos de intereses para bloquear pertinentes respuestas a derechos de los Estados de proteger su territorio y fronteras terrestres, marítimas y aéreas; tensiones generadas por falta de políticas coherentes e inobservancias a normas de los derechos humanos, seguridad y de la soberanía nacional.

El límite fronterizo entre ambos Estados tiene habilitadas al comercio binacional cuatro zonas de control aduanero en donde se debieran potenciar, conforme políticas de Estado, un fluido tráfico comercial: Dajabón-Ounaminthe, Elías Piña-Belladere; Jimaní-Malpasse, y Pedernales-Anse a Pitre. Pero ante la legalidad se impone la informalidad comercial tradicional que propicia los ilícitos de intereses espurios.

Haití y República Dominicana tienen retos comerciales como signatarios del Acuerdo Asociación Económica entre los Estados del Cari fórum, la Unión Europea y Estados miembros, conocido como EPA por sus siglas en inglés, que en la presente coyuntura socioeconómica, al margen de diferencias políticas, culturales y de grupos económicos, debe fomentarse este instrumento como el medio más idóneo, para fortalecer la institucionalidad que procura la integración regional.

El EPA, que la República de Haití aún no ha ratificado, configura los mecanismos y las vías institucionales para “promover la integración regional, la cooperación económica y la buena gobernanza, creando y aplicando un marco reglamentario efectivo, previsible y transparente para el comercio e inversión entre las partes y en la región que conforma el Cariforum”, que de aplicarse aminoraría en gran medida constantes diferendos comerciales y los migratorios.

Haití es, conforme estadísticas del tráfico comercial formal (el informal mueve volúmenes estimado en 40%) el mercado más importante para los exportadores dominicanos, supliendo el 30% de todo lo que importa el comercio mayorista y minorista; suplidores de operadores de industria maquiladora haitiana; representando el 40% del volumen exportado, industria de confecciones textiles del vecino país, su principal fuente generadora de divisas.

Las exportaciones al vecino país, que actualmente representa el segundo socio comercial de República Dominicana, han aumentado con promedio anual del 20% a partir del 2008, conforme informe Comercio Lógico y Natural del pasado presidente de la Asociación Dominicana de Exportadores, y si se excluyen las zonas francas, Haití representa el principal socio comercial del país por delante de Estados Unidos.

Ante esta realidad de reciprocidad comercial, ¿porqué no afianzar este nicho de mercado tan favorable, aireando las normas sobre los Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC), Aduanas y Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, entre otras, estableciendo mecanismos de intercambio de información y consultas y evitar controversias por medidas no arancelarias al tráfico de productos nacionales y bloqueo arbitrario de camiones al comercio transfronterizo?

El artículo 238 del EPA establece las preferencias regionales a partir de los cinco años de la firma.

Sin embargo, grupos de poder con alta incidencia en el Parlamento Haitiano no muestran interés de ratificar el acuerdo para hacerlo vinculante a la República Dominicana, pues su sistema tributario se orienta a gravar al comercio exterior, por alta informalidad económica interna ante facilidad de aplicación de impuestos arancelarios.

Cabe resaltar que las naciones desarrolladas son en extremo indulgentes con los países, que conforme Naciones Unidas otorga el estatus de menos adelantados (PMA), condición que ostentan 49 países en el mundo, entre los que se encuentra Haití; 34 pertenecen a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y nueve observadores ante dicho organismo, el resto en proceso de adhesión; pudiendo la República Dominicana recurrir ante el órgano solución de controversias .

En este sentido, destaca que ningún PMA ha sido demandado ante GATT/OMC, condición que le confiere a Haití el privilegio de tener un mercado mundial prácticamente abierto, de preferencias arancelarias que le conceden países industrializados a los PMA, además del trato de la Unión Europea “Todo Menos Armas’, reconocimiento global al país más pobre del hemisferio, lo que pudiera explicar la razón porque República de Haití no ratifica el EPA.

La clase política y dirigente de ambas naciones deben aunar esfuerzos para sincerar y formalizar armoniosas relaciones comerciales, que revierta restricciones y prohibiciones que tradicionalmente han estimulado el lucrativo negocio del contrabando, que representa miles de millones anuales de pérdidas fiscales, lo que agrava aún más penosa inequidad social existente, alto tráfico y negocios ilícitos que han perpetuado informalidad comercial.

En geopolítica regional la República de Haití, si bien tiene la condición de PMA, no está exento de cumplir las normas y mejores prácticas que promueve OMC; por lo que deben abocarse al diálogo abierto y sincero que fomente las buenas relaciones diplomáticas y comerciales, como vía para motivarlo a cumplir compromisos multilaterales, al tiempo de procurar alternativas viables de cooperación mutua que aminoren los conflictos entre ambos países
Por encima de las barreras el comercio se impone. Iniciativas como la que promueve la Comisión Mixta Domínico Haitiana para regular el comercio binacional a través de alianza público-privada y apoyo de organismos internacionales de cooperación, se logrará avanzar.

LA CLAVE

El mercado haitiano

Haití es, conforme estadísticas del tráfico comercial formal (el informal mueve volúmenes estimado en 40%) el mercado más importante para los exportadores dominicanos, supliendo el 30% de todo lo que importa el comercio mayorista y minorista. Las exportaciones al vecino país que actualmente representa el segundo socio comercial de República Dominicana, han aumentado con promedio anual del 20% a partir de 2008.

 

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