En la Serie Divisional de la Liga Americana el año pasado, Hanley Ramírez nos recordó el daño que puede hacer cuando se enciende. Después de una temporada regular decepcionante, el dominicano bateó .571 con tres carreras producidas en cuatro juegos en dicha serie, aunque no pudo evitar la eliminación de sus Medias Rojas a manos de los Astros.
Pero aunque dio señales alentadoras en la SDLA, de cara al 2018 la situación de Ramírez en los Patirrojos amenazaba con ser un tema algo incómodo para el nuevo mánager Alex Cora.
El veterano inició la presente temporada necesitando 497 visitas al plato para activar su opción de US$22 millones para el 2019. Pero tras su decaimiento en el 2017, no lucía estar en el mejor interés económico del equipo darle el tiempo de juego necesario para conseguirlas.
Y es que luego de registrar promedio de .286 con 30 cuadrangulares, 111 carreras producidas y OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de .866 en el 2016–temporada en la que hizo una exitosa transición a la primera base–Ramírez bateó .242 en 133 juegos el año pasado. Aunque empalmó 23 vuelacercas, finalizó con apenas 62 remolcadas y su OPS fue de .750. Su declive se ha atribuido a lesiones en ambos hombros que además le impidieron jugar con regularidad en la primera almohadilla, obligándolo a fungir mayormente como bateador designado.
La falta de producción de Ramírez en el 2017 fue uno de los motivos por los que Boston firmó en febrero al cañonero J.D. Martínez como agente libre, pese a que no había cupo para él en los jardines. El club también renovó con el inicialista Mitch Moreland durante el invierno, por lo que el tiempo de juego de Ramírez lucía como un dilema para Cora.
Pero luego de ser operado en octubre para removerle tejidos dañados del hombro izquierdo y enfocarse en ser más ágil, Ramírez ha vuelto a rendir con el madero este año.
El oriundo de Samaná, quien conectó un jonrón de dos carreras al segundo nivel del Yankee Stadium en la derrota de Boston por 9-6 en Nueva York el miércoles, llegó a la acción del jueves con promedio de .291, cuatro bambinazos y 21 remolcadas en 32 juegos este año. Con corredores en posición de anotar, batea .424. Casi todo eso lo ha hecho como tercer bate, delante de Martínez. Ramírez también se ha demostrado capaz de jugar en la primera base, lo cual le ha dado flexibilidad a Cora.
La mejoría, afirma Ramírez, se debe en gran parte a saber que está sano.
«Creo que es más mental, porque no tengo que estar pensando en eso», dijo Ramírez acerca de las lesiones en los hombros. «Antes era un estrés estar pensando en el hombro y gracias a Dios, resolvimos ese problema en la temporada muerta».
Hasta ahora, el quisqueyano le ha hecho la vida bastante fácil a su capataz.
«Hanley Ramírez es un jugador que [cuando está] motivado y saludable, que es más importante, puede contribuir», dijo Cora. «Es bien peligroso. Le hicimos el reto de batear tercero en este equipo delante de J.D. y ha hecho un buen trabajo. Defensivamente, no nos ha dado problemas».
A sus 34 años de edad, Ramírez es uno de los jugadores más veteranos en los Medias Rojas. Según Cora, su presencia es valiosa en un equipo bastante joven.
«Creo que en el clubhouse es sumamente importante, no solamente para el equipo, sino también para los jugadores latinos que tenemos», dijo el timonel acerca de Ramírez.
«Estamos sumamente contentos con su desempeño».
Desde un punto de vista económico, causar una buena impresión en el terreno de juego y en los camerinos era sumamente importante para Ramírez, ya que su opción para el 2019 – parte del contrato de cuatro años y US$88 millones que firmó con Boston previo a la temporadas del 2015 – depende de que sume al menos 1,050 visitas al plato entre las campañas 2017 y 2018. Al arrancar la jornada del jueves, Ramírez necesitaba otras 354 este año para activar dicha opción. Aunque Ramírez le resta importancia al tema del contrato – «No estoy pensando en eso; solamente estoy pensando en ganar y tener una buena temporada»- tiene mucho en juego en cuanto a lo económico se refiere.