Hasta después de la muerte, el dinero manda

Hasta después de la muerte, el dinero manda

Terminaré el año 2017 hablando de algo que nadie va a leer, pero así el oficio. Nuestro libro sobre el Cementerio de la Av. Independencia evidencia su importancia: es único, es testimonio, es identidad dominicana. Sin embargo, algunos amigos míos, pragmáticos, al extremo del irrespeto, vieron en ese locus, un valor desconocido. ¿Por qué? El cementerio de la Av. Independencia está repleto de tumbas abandonadas de familias adineradas y no, y ellos veían ahí, una plaza comercial, imitando experiencias foráneas. Y es que en el mundo actual todo tiene valor y precio y la falta de espacio en los cementerios y el pragmatismo de los herederos impulsan a un nuevo mercado: el mercado del espacio mortuorio. Así es, aún después de muertos, las leyes del neoliberalismo rigen nuestros destinos y sobre todo nuestro futuro. Si bien es cierto que el muerto deja de ser considerado “consumidor”, el espacio que ocupa su cuerpo, bajo tierra, tiene un valor para el mercado, no su memoria, sino el precio real del espacio-tumba en el comercio de bienes raíces. La revista “The Atlantic” de Nueva York, en un reportaje sobre el auge de las ventas de lotes de cementerio de esa ciudad destruye nuestros tabúes. Secadas las lágrimas del luto, olvidada la pena, el pragmatismo encuentra cada vez menos resistencia a una práctica que viene a resolver una crisis de espacio y de dinero. Esa escasez de lugares para el descanso eterno de nuestros seres ha disparado el valor de las tumbas y mausoleos a niveles que, en ocasiones, triplican el precio pagado por las familias, una o dos décadas atrás. Encontrar una morada asequible en una necrópolis resulta tan difícil como hallar un alquiler moderado en la Gran Manzana. Así es: en el 2010, el Trinity Church Cemetery, -el cementerio judío de Brooklyn- y el cementerio católico Calvary, en Queens, ya habían cesado la venta de lotes, tras haber ocupado todos sus sitios vacantes. Si añadimos que New York no ha construido un gran cementerio en medio siglo, mientras sus habitantes mueren a un ritmo de 60.000 al año, tenemos una idea del problema. Pero a mal tiempo, buenos negocios para los vivos: el aumento del precio de los lotes ha despertado la avidez de algunos propietarios, que venden sus espacios-tumbas en el famoso sitio web “Craiglist”: el valor de una tumba es de entre 1.500 y 11.000 dólares, el de un mausoleo alcanza hasta 14.000 dólares. Esos montos compiten favorablemente con los del mercado regular donde una tumba para tres personas en el Cementerio Green-Wood en Brooklyn alcanza 14.000 dólares, mientras un mausoleo privado se eleva hasta 320.000 dólares. Los precios varían, en función de la localización: 35.000 dólares por un panteón en Pinelawn Memorial Park, en Long Island y 4,5 millones de dólares para 9 criptas en Woodlawn, en El Bronx.¡Dios dinero! , tus razones derrumban tabúes!

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