Hawking: espejo para parásitos y sabandijas

Hawking: espejo para parásitos y sabandijas

Ubi Rivas.

Postrado desde los 22 años en una silla de ruedas desde cuando se le presentó el síndrome de ELA (Esclerosis lateral amiotrófica), Stephen Hawking, que ha viajado este quince de marzo a un agujero negro sin retorno, como predijo que es el fenómeno del espacio, resulta ser un espejo para parásitos, sabandijas y pusilánimes que con aptitudes, adoptan la irresponsabilidad de no asumir a plenitud sus vidas, derivando en detestables alimañas y coprófagos.
Su quebranto irreversible le deparó una silla de ruedas, y le anuló la voz, auxiliado por un sintetizador, como los afectados de cáncer pulmonar a quienes le practican traqueotomía, con voz metálica, apenas movía un dedo, y escribía dos palabras por minuto, pero sus facultades cognitivas estuvieron ilesas del quebranto, y con ellas, demostró constituirse en el científico más admirado y consultado del mundo, luego de Albert Einstein.
El imperio de las facultades cognitivas, el dominio del pensamiento, inmaterial, sobre la corrompida materia, demostró en Stephen Hawking la victoria de lo inmanente sobre lo material pútrido.
Postuló sobre el no retorno de los agujeros negros y sobre la cuántica, en tesis novedosas que incluyeron la teoría del Big Bang del origen del universo hace l3,500 millones de años, remontando del estudiante mediocre y vago en St. Alband College, al científico asombroso y desconcertante, y casi sin parangón.
No hay misterios en Stephen Hawking de su evolución casi bordeando las sagas del cinema de ciencia ficción, hasta derivar en un portento y en un antes y un después, sobre las teorías del acta de nacimiento del universo y sus mecánicas misteriosas, que Hawking desentrañó e identificó, y solo la voluntad de Criptonita de Supermán.
Anatema, espejo, acicate, catapulta, para pusilánimes, sabandijas, parásitos, coprófagos, y excrecencias humanas.

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