Hay que cambiar el modelo fiscal

Hay que cambiar el modelo fiscal

Financiar con deuda el déficit fiscal es una práctica delicada. ¿Qué tanto podemos tensar la sostenibilidad de este modelo antes de que llegue al límite y nos ponga en aprietos? La respuesta implicaría conocer la capacidad de pago de nuestra economía, y a juzgar por la forma recurrente en que el Gobierno se endeuda, no hay un criterio objetivo sobre ese límite. Los pagos por servicios de deuda externa son ya bastante altos y la emisión de bonos, a la que nos hemos hecho asiduos, genera vencimientos que hay que pagar en los términos convenidos.
Si el modelo fiscal no produce lo suficiente para cubrir las necesidades del presupuesto, lo correcto sería hacer los ajustes estructurales necesarios y mejorar la lucha contra la evasión para que el modelo responda a las necesidades. Recurrir a anticipos y cosas parecidas podría tener un efecto boomerang en las recaudaciones. Además, hay que enfocar la mira hacia el aparato productivo para lograr más productividad, más eficiencia.
La otra cara de este poliedro es la calidad del gasto público, que según parece, además de muy elevado es más dispendioso que productivo. Hay que modificar el modelo económico con un sentido desarrollista y menos dependiente del endeudamiento. No podemos continuar tensando la sostenibilidad de este modelo que ya no responde.

Auxilio para los bananeros

El banano se ha convertido en uno de nuestros principales renglones agrícolas de exportación. Tanto su variedad orgánica como la común son muy demandadas en los mercados internacionales. Pero los torrenciales aguaceros de casi un mes han golpeado de manera impiadosa a los productores de guineo y esta situación los coloca en serias dificultades para poder honrar sus compromisos, tanto de exportación como financieros locales, pues generalmente financian sus cosechas con préstamos.
El Gobierno tiene que acudir en ayuda de estos productores, para que puedan reponerse y volver a producir. La asistencia técnica y financiera tiene que estar disponible para acondicionar la tierra y volver a la siembra. Son muchas las familias que viven de este cultivo y mucha la movilidad económica que el mismo genera. Manos a la obra.

 

 

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