Hay que cuidar mejor al Metro

Hay que cuidar mejor al Metro

El Metro de Santo Domingo brinda uno de los servicios mejor valorados por los ciudadanos, pero ni eso lo ha librado del síndrome del abandono. El mantenimiento que exige un sistema de trenes como este ha ido mermando, y cuando no es que se dañan las escaleras, es que falla el despacho electrónico de boletas, con irritantes consecuencias para los usuarios pues no se le pone atención inmediata ni a un fallo ni a otro. La situación es atribuida a una marcada insuficiencia presupuestal.
En las horas pico, el Metro cae en la precariedad de no disponer de un número de vagones suficiente para transportar a los miles de ciudadanos que entran con entusiasmo a esta modernidad. Los méritos de este sistema van más allá del acarreo de pasajeros a bajo precio y en condiciones dignas. El Metro no contamina el ambiente, reduce la necesidad de automóviles en la ciudad y en nada aporta al caos del tránsito.
La existencia del Metro es una conquista que debe preservarse. Hay que desarrabalizar el entorno de sus estaciones. Muchos de quienes al principio criticaban la inversión en la construcción del Metro, ahora reconocen su valor. Hay que detener el deterioro del metro y darle a sus equipos el mantenimiento que necesitan para brindar un servicio eficiente y cada vez más demandado. Invertir en mantenerlo y expandirlo realmente vale la pena.

Tolerancia cero a la deforestación

El Presidente Danilo Medina ha tenido la oportunidad de captar desde el aire la calvicie de nuestras lomas. Y ha reaccionado tan indignado, que ha prometido “trancar” al que sea sorprendido talando árboles. El Gobierno ha puesto a disposición de campesinos proyectos sostenibles para sustituir la depredación de los bosques, y ha comprometido a mucha gente en un plano de reforestación de cuencas.
Sin embargo, hará falta un poco de mano recia para disminuir el problema de la deforestación. A pesar de las advertencias del Presidente, los productores de carbón y los conuqueros han seguido arrasando bosques. Hace falta un poco de mano enérgica, y sancionar al que corte árboles bajo el pretexto que sea. Si seguimos permitiendo la deforestación, estaremos aniquilando la vida de los ríos y de nosotros mismos.

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