Hernando Gorjón: un tramposo
que limpió su nombre hábilmente

Hernando Gorjón: un tramposo<BR>que limpió su nombre hábilmente

POR ÁNGELA PEÑA
a.pena@hoy.com.do 
Hernando Gorjón ha pasado a la historia como piadoso, benemérito, filántropo, protector de la educación, los enfermos y pobres cuando, en realidad, se ha denunciado que era un pícaro, jugador, fullero, explotador y tramposo que estando en bancarrota y endeudado donó sus bienes para evitar que sus acreedores se los ejecutaran.

Por eso se le ha conocido como el desinteresado colonizador que cedió sus propiedades para erigir un colegio, un hospital  y una iglesia, y en reconocimiento a esa “generosidad” se designó con su nombre una calle de Santo Domingo. También escuelas.

En 1996, el doctor Emilio Cordero Michel, presidente de la Academia Dominicana de la Historia, rompió ese mito que, sin embargo, se repite en casi todos los textos del pasado colonial porque, según él, “aquí la tradición es exaltar todo lo español, pero Gorjón era un pillo auténtico, engañó a mucha gente, evadía el pago de impuestos, incluso no podía salir de la Isla porque se le colocó impedimento de salida, que ya existía en el siglo XVI. Se demostró, además, que su casa era un garito”.

Para sustentar sus aseveraciones, el historiador y catedrático consultó las fuentes primarias del Archivo de Indias y escribió un extenso trabajo desde el nacimiento de Gorjón hasta su muerte, en el que también enmienda su lugar de origen, erróneamente reiterado por cronistas como Medina del Campo, Valladolid, Castilla la Vieja, pero el propio Gorjón escribió ser natural de las Cumbres de San Bartolomé, Huelva, Andalucía.

En los anales de la enseñanza en América, el Colegio de Gorjón, luego Universidad de Santiago de la Paz, ocupa sitio preponderante al igual que “el primer colono que sacrificó sus propiedades para obras educativas y humanitarias: Hernando de Gorjón” Se refieren a él, además, como el “primer magnate en América que fundó una universidad”

“Era un gran empresario, tenía ingenio de trapiche, varios hatos de ganado grande y chico, pero más que empresario era un pillo y por eso yo quise quitarle la aureola de magnánimo y de buena gente, porque en verdad era un sinvergüenza”, significa Cordero.

Marginado y en quiebra
En su revelador trabajo “Hernando Gorjón, hombre de empresa y hombre de presa”, Emilio Cordero demuestra que el encomendero “actuó más por el interés de mantener su posición económica y  lograr el prestigio social que no tenía, que por sentimientos humanísticos y píos”

Perdió su crédito y buen nombre a partir de 1520, consigna el académico, enumerando todas las marrullas de Gorjón para ir haciendo abonos. Empero, su cadena de compromisos crecía y los acreedores lo demandaron para que pagara. En 1535, anota, abonaba mil doscientos pesos anuales “de rédito” pues los intereses de sus préstamos superaron el 200 por ciento anual. Tampoco honraba el diezmo. “Todavía en 1542 se las arregló con subterfugios de todo tipo para no pagar” Guardó prisión en 1544 y 1545.

Cordero Michel presenta a un Gorjón “hasta el límite de su capacidad económica”, con el nombre en entredicho por su mala fama, endeudado “hasta la coronilla”.

El historiador se preguntaba si Gorjón no tenía suerte en los negocios o si existía otra causa que le impedía solucionar sus problemas económicos. Encontró la respuesta  Gonzalo Fernández de Oviedo: “La casa de Gorjón era un garito de Tablas y Naipes”  “Era un jugador, con toda seguridad perdidoso”, concluye Emilio.

Demandado por el cabildo eclesiástico y condenado a pagar los años adeudados, “ante su desesperada situación, para evitar caer preso y ver sus bienes embargados, recurrió al ardid de donarlos para erigir con ellos un colegio, un hospital para pobres y una iglesia anexa a cambio de mercedes que le permitirían conservar dichos bienes en vida, alejarlos de la acción de sus acreedores y ascender socialmente con la aureola de piadoso”. El 31 de mayo de 1540, el Consejo de Indias aceptó la donación y fueron muchas las exenciones concedidas al español por la Real Cédula de 1540.

Así nació el Colegio de Gorjón que funcionó en el local donde está hoy el Centro Cultural de España, en la Arzobispo Merino a esquinas José Gabriel García y Arzobispo Portes. Fue convertido en Universidad Santiago de la Paz por Real Cédula del rey Felipe II el 23 de Febrero de 1558. En 1603 pasó a ser Seminario Conciliar y en 1701 Colegio-Seminario de Gorjón, puesto bajo la regencia de los Padres Jesuitas. Quedó abandonado con la expulsión de los religiosos, en 1767.

El protagonista

Hernando Gorjón  nació en 1482

Llegó a Santo Domingo en 1502 acompañando al gobernador Nicolás de Ovando. Se estableció en Azua en 1514 y le fueron encomendados 51 aborígenes, que explotaba brutalmente, “y puesto que en Azua y sus alrededores no existían yacimientos auríferos, los utilizó en la producción agrícola, aprovechando la feracidad del suelo y las facilidades de riego en la región”. Contaba también con 25 “negritas y negritos”. Cultivaba caña, producía melao, mieles, azúcar. No se conocen de él dibujos, bustos o estatuas.

A pesar de las gracias concedidas, sus deudas crecieron de manera alarmante, la Corte dejó de confiar en él “por su turbulento pasado y falta de cumplimiento”. Cuando murió, el 25 de marzo de 1547, su ingenio era una ruina. El gobernador Alonso López de Cerrato informó al rey que dicho ingenio quedó “la cosa más perdida que se pueda pensar, no tenía ni una caña, ni un novillo para comer, ni una herramienta y los negros desnudos en carnes, que hacía cuatro años que no les daban camisas ni zaragüelles, ni manta…”

Emilio Cordero Michel

Presidente  de la Academia Dominicana de la Historia

“Yo quise quitarle la aureola de magnánimo y de buena gente. Era un sinvergüenza…”

Zoom

La calle. En 1932, Américo Lugo sugirió al Ayuntamiento que escogiera una de las mejores calles de la ciudad de Santo Domingo para honrar a Hernando de Gorjón, “primer filántropo que tuvo esta Isla”.

Virgilio Álvarez Pina, Armando Ortiz y Aquilino Ricardo, Síndico, vicepresidente y secretario general del cabildo, respectivamente, consideraron un deber de justicia el tributo y el tres de noviembre de 1934 rindieron el homenaje “en recuerdo de este gran filántropo que donó el famoso colegio y universidad de Santiago de la Paz de Gorjón”. La vía, ubicada en el “ensanche Villa Esmeralda” (hoy le llaman San Carlos) se extiende desde la “Emilio Prud’Homme” hasta la “Delmonte y Tejada”.

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