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Los caballos importados a Inglaterra y a Europa, la mayoría de ellos fueron importados del Medio Oriente y el noreste africano. Sus nombres hacían referencia a su origen, fidedigno o no. La anterior aclaración es pertinente ya que siendo los caballos árabes más apreciados y cotizados que los turcos o berberiscos sin duda muchos de éstos pasaron por aquellos. De pequeña talla, pero de magnifica y armoniosa conformación, los caballos levantinos tenían cualidades muy apreciadas por los criadores ingleses, Además trasladados del desierto a zonas de buenos pastos, ofrecieron productos de mayor alzada. Bajo Carlos II y Carlos III arribaron a las islas británicas los legendarios sementales Byerly Turk, Darley Arabian y Godolphin Barb, nacidos en 1680, 1700 y 1724, respectivamente. Su arribo señala etapas decisivas.
Fue entonces cuando surgieron estupendos especímenes, hijos de las “yeguas reales” existentes, las berberiscas o españolas y otras importadas que tenían gran infusión de sangre oriental.
La alimentación intensiva y un adecuado adiestramiento completaron la evolución que fijó atributos exclusivos en la raza creada en Inglaterra. Cuya velocidad mantenida en distancias se unió a su especial para la luchas.