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Esporádicamente nuestros pura -sangre han lucido en las pistas de la tierra del Tío Sam.
Pero en este último renglón todavía nos falta un buen trecho por recorrer. En la propia Iberoamérica, países como Argentina, o Chile crían excelentes ejemplares que aún nosotros no producimos. Con caballos norteamericanos o sudamericanos desarrollados en nuestros medio, hemos competido y ganado extraordinarios eventos en los Estados Unidos. Nuestro mayor logro ¡Y vaya si estamos orgulloso! Lo alcanzó el “venezolano” Cañonero II en el Derby de Kentucky de 1971.
En ese sentido, Venezuela se llevó las palma, pues desde 1958 concurrió con el argentino El Chama al Washington, D.C, Internacional, y dio sonoro campanazo. Eso demuestra que tenemos capacidad, pero que nos faltan ejemplares de ese calibre. La respuesta a esa cuestión se antoja sencilla: por mucho tiempo carecimos de recursos y de madurez. La organización de una hípica de una cría, no se producen por generación espontánea. Roma no se hizo en un día. Esperó, pero que no está lejano el día en que de nuestras haras surja un crack que nos represente dignamente en la Unión Americana y hasta en Europa.