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Fue en el año de 1956, cuando el Generalísimo Dr. Rafael Leonidas Trujillo Molina, presidente de la República, ordenó la reparación y la ampliación de la pista del hipódromo Perla Antillana.
En tal sentido para no dejar inactivos a los ejemplares, se decidió trasladar las actividades hípicas a un hipódromo habilitado en Santiago de los caballeros, en el mismo lugar donde estuvo funcionando hasta el 1947 el antiguo parque de carrera.
Pero todo no fue de color de rosas, ya que se presentó, un serio inconveniente, ¡el traslado de la gatera! la cual era impulsada por un motor que tenía acoplado, siendo la única en el mundo con esa cualidades, -tarea esta que conllevó siete días con sus noches- y la utilización de 100 hombres, entre militares y civiles, ya que faltando menos de 48 horas para la reapertura del hipódromo, el aparato de salida (gatera), se encontraba atascada en el antiguo Puente Juma, ya que por su altura, no podía pasar bajo la parte superior, o cornisa de dicho puente.
El Jefe ya se encontraba en la Mansión de Santiago, e inquiría por todos los medios de comunicación –de la época- la solución del problema.