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Actualmente puede afirmarse que las actividades vinculadas al caballo de carrera han eliminado fronteras, anulado distancias y superado diferencias ideológicas o raciales.
Por ello no causa asombro que ejemplares rusos intervengan en pruebas internacionales disputadas en hipódromos o franceses o norteamericanos, y que reproductores occidentales sean incorporados a los establecimientos de crías de países de extrema izquierda.
A partir del último conflicto bélico mundial ha sido habitual que los caballos más destacados de los centros tradicionales de la actividad hípica, especialmente de Inglaterra y Francia, compitan en las pruebas clásicas internacionales de mayor jerarquía, como el “Prix de ‘Are de Triomple”, y el “Washington D.C. International”. En esa prueba se han registrado victorias de ejemplares provenientes de Irlanda, Italia, Alemania, Estados Unidos, Argentina y Australia.