El resultado que aún hoy “ECLIPSE” es considerado el caballo pura sangre de carrera más perfecto de todos los tiempos.
Nunca perdió una competencia y hubo de ser retirado de los hipódromos porque se había convertido en protagonista de escándalos sonados. Su mitológica invisibilidad había acabado por dar lugar a recelos y luego, a profundas sospechas. Sin embargo, fue reivindicado a su muerte con grandiosos funerales. Todavía se conserva su esqueleto en un museo de Londres. “Eclipse” se caracterizó por una particularidad que se repitió más tarde solamente con “Flying Fox”, la de ser más largo que alto, 1.64 de alto por 1.85 de largo.
Eclipse, después de haber vencido en forma nunca vista a todos los caballos de su tiempo, el formidable alazán se incorporó, en 1770 al eleva inglés para fundar la más notable línea paterna que se conoce hasta nuestros días. El supercampeón no tardó en convertirse, a través de sus relevantes logros en el haras, en la figura legendaria, en el “Dios” que siempre se ha admirado en la cría universal. Trescientos treinta y cuatro hijos se encargaron de ello, con Youg Eclipse, Saltram y Sargeant.