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Por ocupar la zona más fértil de la Mesopotamia asiática en la que abundaban cereales, los caldeos vieron facilitada su iniciativa y produjeron excelentes ejemplares que, aunque de limitado tamaño, eran fuertes y armónicos, careciendo del aspecto salvaje del caballo asirio. De los centros de cría caldeos han informado numerosos historiadores y Herodoto menciona uno, en las proximidades de Babilonia, en que más de ochocientos sementales servían a unas dieciséis mil yeguas. Los persas anularon el poderío militar caldeo y asumieron el predominio mundial durante casi tres siglos. Su poderosa caballería fue decisiva en innumerables conquistas. Los medos, que compartían con ellos la meseta del Irán, como asimismo los asirios.