HOLA 2019 ¡adiós machismo!

HOLA 2019  ¡adiós machismo!

epa04416178 Robot Cheerleaders developed by Murata Manufacturing Co., Ltd. perform a dance as they are unveiled for a debut at Tokyo office of Murata Manufacturing in Tokyo, Japan, 25 September 2014. Murata Manufacturing said Murata Cheerleaders, a team of 10 small robots, perform in synchronization without colliding as they take balance on balls with usage of advanced gyro sensors, communication technologies to move in any direction and take balance. EPA/KIMIMASA MAYAMA

Dejar de fumar, perder peso, ahorrar dinero, hacer nuevas amistades, dedicar más tiempo a la familia, comer de forma más saludable, ir al gimnasio, organizarse mejor, viajar más, aprender una nueva habilidad o descubrir una afición, son algunos de los propósitos de Año Nuevo más habituales.
Otro objetivo frecuente consiste en “aprender a decir ‘no’, es decir, establecer límites frente a aquello o aquellos que interfieren en nuestro bienestar. ¿Y puede haber una mejor manera de comenzar el 2019 qué diciéndole “no” al machismo?
“Desde el punto de vista psicológico, el machismo consiste en una serie de actitudes rígidas y exigentes de dominancia que le impone el hombre a la mujer y que se basan en la idea de que “como yo soy más fuerte y más grande que tú, aquí mando yo”, explica a Efe la psicóloga clínica Margarita García Marqués, especializada en relaciones de pareja y abuso sexual.
“Amparado en la mayor fortaleza física y tamaño corporal que, en general, tiene respecto la mujer, el hombre le ha impuesto una serie de criterios y normas con las que sale ganando, aunque la mujer no esté de acuerdo con ellas, y que el varón no consideraría justas si se las impusieran a él”, señala Marqués.
“En esa dominancia por parte de la figura masculina también participa culturalmente una parte de las mujeres, ayudando a que el machismo perdure, apunta esta psicóloga que es directora del Centro Hara de terapias para el bienestar (http://centrohara.es).
“En el machismo existe la creencia errónea de que el hombre, por el hecho de serlo, tiene unos derechos adquiridos”, según Marqués.
Diferentes, pero con iguales derechos. Según esta psicóloga “esa dominancia es una tiranía, una falta de respeto hacia el otro, una imposición de los deseos propios sobre los ajenos, que se sintetiza en la idea de que “mis necesidades son más importantes que las tuyas,” y en la de “tienes que darme o hacer lo que yo quiero aunque tú no lo quieras, porque soy un hombre”.
“Estamos tan acostumbrados al machismo que no nos damos cuenta de su presencia y en muchos lugares del mundo se ve como natural y normal conductas como la de decir un piropo o hacer alusiones sexuales por la calle a una mujer, que incomodarían a un hombre si las recibiera y que suponen un acoso”, señala.
Por eso un ejercicio revelador que puede hacer un hombre que adopta o tolera ciertas actitudes machistas consiste en ponerse en el lugar de una mujer y preguntarse: “¿Cómo vería esa situación o como me sentiría si la estuviera viviendo yo?”, recomienda.
“No todos los hombres son machistas, y también hay mujeres más machistas que los hombres, pero aún existe mucho machismo en la sociedad. Su presencia es una problemática social y erradicarlo es una cuestión de educación, que va avanzando en algunas sociedades, pero aún queda mucho por recorrer”, señala.

La educación es vital, porque “si un niño tiene un padre machista, pero en el colegio le inculcan una actitud respetuosa de la igualdad de género, el concepto de dominación sobre la mujer arraigará en menor medida en su psique”, apunta Marqués.

“Es importante saber que mujer y hombre son distintos, pero ambos tienen los mismos derechos. Unos pueden estar más o menos capacitados o tener mayores o menores cualidades para desempeñar unas tareas o trabajos determinados, pero eso no tiene nada que ver con el hecho de que pertenezcan al género masculino o al femenino”, indica esta psicóloga.

Colaboración en lugar de imposición. Lo ideal es que haya colaboración entre la mujer y el hombre en vez de una imposición de uno sobre otro, destaca esta experta en relaciones.

En términos psicológicos, el machismo es una cuestión de poder de una persona sobre otra, pero también existe una cultura machista que hace que esta actitud perdure, opina la directora de Hara.

“Una parte de las mujeres colabora en la perpetuación del machismo, porque si la población femenina, que representa más de la mitad de la población del mundo, se uniera, se rebelase contra esa dominancia y se negara a acatarla, esa situación de poder no podría funcionar ni perdurar”, señala.

“Las mujeres realizan ablaciones de clítoris a las niñas en algunos países de África y fomentan esa práctica, y en el seno familiar adjudican determinados roles “femeninos” a las niñas y “masculinos” a los niños, por ejemplo en lo que respecta a juegos, tareas domésticas o manualidades, evitando que intercambien esos papeles”, explica Marqués.

“¿Por qué un varón no puede tejer punto o jugar con un carrito de bebé, o una niña jugar al fútbol o a los soldaditos, haciendo lo que siente o necesita?, ¿por qué un hijo puede quedarse sentado a la mesa mientras su hermana tiene que servir la comida y recoger los platos….?”, se pregunta esta especialista.

El primer paso para erradicar el machismo de nuestra forma de ser y actuar, es tomar conciencia de cómo lo ponemos en práctica en nuestra vida, de acuerdo a esta experta.

“Así, por ejemplo, una a mujer debería preguntarse: ¿esta reparación eléctrica pueda hacerla yo?, en vez de esperar a que llegue su marido para efectuarla, mientras que un hombre puede cocinar o limpiar la casa en vez de dejar que siempre lo haga su esposa”, matiza.

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