Honrando méritos

Honrando méritos

La Fundación Corripio, fiel a su compromiso de exaltar los méritos de personalidades e instituciones que se han destacado en un conjunto de actividades de gran impacto social, anunció que han sido seleccionados los ganadores de la novena edición de los premios que anualmente otorga esa fundación.

En esta oportunidad se incluye el Premio Familia Corripio Alonso, una distinción que también será entregada en la ceremonia a efectuarse el martes 20 de octubre, a las siete de la noche, en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito.

Para la versión 2015 de los premios la Fundación Corripio ha escogido a Carlos Despradel, en el renglón Ciencias Sociales y Jurídicas, en la categoría “Economía; la Pastoral Social-Cáritas y Medio Ambiente, en Ciencias Naturales de la Salud, en la categoría “Ecología”; el arquitecto Horacio Marranzini, en Artes, en la categoría “Arquitectura”; la licenciada Marianne de Tolentino, en Comunicación, categoría “Periodismo Cultural”, y a la fundación salesiana Don Bosco le será otorgado el Premio Familia Corripio Alonso. Cada uno de los galardonados ha hecho aportes significativos a la cultura nacional desde sus variadas ocupaciones. Con la premiación, la Fundación Corripio reafirma su valoración a los méritos de destacadas personalidades e instituciones dedicadas al arte, la ciencia y otras disciplinas de impacto social positivo.

En deuda con los envejecientes

El Estado dominicano tiene muchas cuentas pendientes con los envejecientes, desde incumplimiento de los derechos económicos consignados en leyes y la Constitución, como la pensión solidaria, por ejemplo, hasta reivindicaciones sociales relacionadas con la atención en salud y el cuidado de los desvalidos. Debido a esa falta de compromiso con la vejez, en el país el 69% de la población de más de 60 años de edad malvive con ingresos de menos de un 20% del salario mínimo del sector público.

Tampoco el Estado ha adoptado políticas públicas tomando en cuenta el hecho de que la población dominicana envejece a mayor velocidad que la de otros países, con las consecuencias sociales y económicas que de esto se derivan. Con la falta de protección social el Estado agrava la condición biológica que degrada las habilidades humanas.

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