ANAHEIM, California.ap. Aunque la mayoría de los bateadores visitantes detesta el Angel Stadium, Raúl Ibáñez está ansioso de blandir su bate con la franela del club local.
A comienzos de este mes, Ibáñez llegó a un acuerdo contractual por un año y 2,75 millones de dólares con los Angelinos de Los Ángeles. El veterano de 41 años se mostró emocionado el lunes por jugar en un parque considerado amigable con los lanzadores por contar con espaciosos jardines, altos muros en el jardín derecho y una neblina que llega del mar.
«Simplemente me siento muy cómodo aquí», dijo Ibáñez, quien tiene un promedio de .349 en el parque. «Se remonta a 1997 y 1998, y simplemente me gusta el lugar. Veo muy bien la pelota aquí, y siempre lo he hecho. He dicho que es mi ciudad favorita para jugar como visitante».
Los Angelinos buscarán algo más que comentarios positivos del siempre amable Ibáñez, cuyo poder con el madero no se ha desvanecido al llegar a los 40 años. El toletero conectó 29 jonrones la temporada anterior con los Marineros de Seattle, incluido el número 300 de su vida, el cual llegó en septiembre en el Angel Stadium.
Ibáñez, quien podría devengar otros 2,25 millones de dólares en incentivos, será probablemente el bateador designado de los Angelinos, que cedieron en canje al toletero Mark Trumbo, a Diamondbacks de Arizona, a fin de llenar los huecos en su rotación estelar con los zurdos Tyler Skaggs y Héctor Santiago. Después de jugar mucho en los jardines con Seattle durante la campaña anterior, Ibáñez considera que puede brindar también esa ayuda a los Angelinos, que enviaron a Cardenales de San Luis a Peter Bourjos en un canje por David Freese.