In this Nov. 13, 2017, file photo, Cardinal Daniel DiNardo of the Archdiocese of Galveston-Houston, president of the United States Conference of Catholic Bishops, speaks at a news conference during the USCCB's annual fall meeting in Baltimore. Catholic leaders in Texas on Thursday, Jan. 31, 2019, identified 286 priests and others accused of sexually abusing children, a number that represents one of the largest collections of names to be released since an explosive grand jury report last year in Pennsylvania. (AP Photo/Patrick Semansky)
Líderes de la Iglesia católica en Estados Unidos identificaron ayer a 286 sacerdotes y otros cargos eclesiásticos que supuestamente han abusado sexualmente de menores de edad a lo largo de las últimas décadas. Quince diócesis del estado de Texas, incluyendo las de Austin, San Antonio, Dallas y Houston, revelaron los nombres de los religiosos que presuntamente abusaron de niños y adolescentes, en el marco de una campaña iniciada en agosto de 2018, cuando una corte de Pensilvania hizo públicos los casos de 300 sacerdotes que supuestamente hicieron lo mismo.
“Los obispos de Texas hemos decidido dar a conocer los nombres de estos sacerdotes en este momento porque es correcto y justo, con el objetivo de ofrecer recuperación y esperanza a los que han sufrido”, apuntó ayer en un comunicado el cardinal Daniel DiNardo, de la diócesis de Galveston-Houston.
Por su parte, el reverendo Michael Olson, de la de Fort Worth, señaló en una carta a sus feligreses que se siente “profundamente avergonzado de los errores pasados por parte de los encargados del liderazgo en la Iglesia que fracasaron en proteger a los niños».
Después de la publicación del informe judicial en el estado de Pensilvania en agosto, cerca de 50 diócesis de todo Estados Unidos han publicado listas con nombres de más de 1,200 curas acusados de abuso sexual a menores.
En ese documento, el jurado de Pensilvania criticaba que todos los casos identificados fueron dejados de lado por los líderes de la Iglesia “que prefirieron proteger a los abusadores y a la institución, sobre todo». Como consecuencia del encubrimiento, casi todos los casos eran demasiado antiguos como para ser juzgados, ya que la mayoría son anteriores al año 2000. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos anunció entonces un plan integral para abordar la “catástrofe moral” que sufre el seno de la Iglesia estadounidense tras el escándalo de abusos sexuales a menores destapado en Pensilvania. Por su parte, el Vaticano calificó de “criminales” los abusos de sacerdotes a menores.