La Iglesia de Dios rechazó ayer la aplicación en el país de la «controversial e inoportuna» Ley de Lemas y pidió a las fuerzas vivas de la nación estar atentas para impedir que sectores recalcitrantes intenten destruir el sistema democrático.

En un comunicado público, el obispo superior de esa comunidad cristiana advierte, además, que el sistema democrático y de libertades públicas podría colapsar y que la Ley de Lemas en nada beneficia al proceso electoral de mayo próximo.

El obispo general de la iglesia, reverendo Andrés Rincón, precisa que la aprobación de la Ley de Lemas sólo servirá para favorecer a «intereses partidistas», como casi siempre sucede.

Rincón insta a los legisladores, a no prestarse en el desempeño de sus funciones para que predomine en el país el nepotismo y el abuso de poder y los aconsejó no dejarse guiar por la insensatez y la falta de madurez.

«Los funcionarios electos por el pueblo están para defender los intereses de la mayoría y no para que se burlen de un pueblo pacífico y amante de la democracia, que es pisoteado por personas que no saben en qué pie están paradas», manifiesta el religioso.

El obispo de la Iglesia de Dios también recomienda a los partidos políticos tradicionales, que moderen su comportamiento y les advierte que quien no sabe gobernar su casa, tampoco puede dirigir el país.

«Que entiendan que el que no sabe gobernar su casa, cómo podrá gobernar la casa de Dios, esto entiéndase en términos de dirigir el país», sostiene.

Expresa que la actitud de los partidos trae como resultado que la gente pierda la fe en la democracia y que cabe la posibilidad de un colapso en el sistema y en las libertades públicas.

El reverendo Rincón señala que la situación por la que atraviesa el país demanda establecer jornadas permanentes de oración y reflexión, “para que el Todopoderoso siga interviniendo en nuestra Patria».

Empero, pese a la crisis que a su juicio tiene la nación, sugiere a las autoridades gubernamentales mantener la fe para que cambie el problema y se pueda salir airoso “de la turbulencia que nos arropa».