No pude dejar de llorar al momento de recibir el premio de “Cronista del Año” por parte de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo (ACD).
Fue un galardón de mucho valor por dos razones básicas.
La primera, porque tuve un regreso espectacular, -a juicio de la gente-, a la narración del béisbol.
Y segundo, porque de manera personal yo había declinado otras nominaciones recientes, pero en esta ocasión no hubiese tenido explicación no dejar que me ponderaran.
Sin lucir “inmodesto” ya tengo 22 premios. Lo repito: 22 premios.
El valor que le confiero es que al ser premiado la gente se detiene, y al revisar tu trayectoria, le da el valor real.
Vivimos en un mundo muy rápido, donde lo que importa es lo que haces hoy, y pocos se detienen a ver tu historial y valorar lo hecho.
Los premios no me “cambian”, ni me hacen ser diferente.
Desde hoy sigo en lo “mío”, periódico HOY, Radio, transmisiones de TV, Libros, Twitter, Instagram y Facebook.
Lo que sí me llena de mucha satisfacción es que de la misma forma que a mí me ayudaron en la prensa deportiva, de esa forma y con más intensidad he sido soporte de muchos colegas.
Es decir, no me considero “líder absoluto” y creo en eso de apoyar a los demás.
Gracias a todas las personas -Ellos saben quiénes son-, que me han ayudado. Eso siempre lo tengo “muy presente!
¡Estoy feliz!