Alex Rodríguez cumplió ayer 41 años de edad y se abrió un debate sobre si el dirigente de los Yanquis, Joe Girardi lo pondría a jugar.
Se presentaban dos escenarios:
1- Poner a un jugador de 3 mil hits, casi 700 jonrones, 2 mil anotadas y 2 mil remolcadas, el día de su cumpleaños.
2- Ignorar su cumpleaños y simplemente no ponerlo como regular porque no ha estado bateando este año.
¿Qué pasó?.
Abrió en el banco el juego contra los Astros de Houston.
Eso confirma que el sentimentalismo “murió” en el béisbol.
Usted es bueno cuando batea, cuando no lo hace, va al zafacón.
Ahora entiendo por qué jugadores como Robinson Canó, declinaron seguir con el gran equipo de los Yanquis y prefirió conseguir más dinero, aunque en un lejano equipo de los Marineros.
En el caso de Alex, ese “odio” viene desde los tiempos en que era una super estrella.
El gerente general Brian Cashman siempre se opuso a su gran contrato.
Diría que ahora se está vengando, y eso debe poner a pensar a Alex en dos cosas. 1- Lo pueden botar en cualquier momento.
2- Que es difícil que pueda completar su contrato con los Yanquis hasta el 2017.
Y pensar que cuando ha jugado en días de su cumpleaños bateaba .327 con 6 jonrones.
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