Importancia de inversión foránea
¿Cuál es su impacto en la República Dominicana?

<STRONG>Importancia de inversión foránea<BR></STRONG>¿Cuál es su impacto en la República Dominicana?

En los últimos años se ha recalcado en la importancia de la inversión extranjera como motor de desarrollo de los países latinoamericanos. Incluso, se ha llegado a afirmar que, de no ser por ésta, muchos de estos países nunca llegarían a desarrollarse.

La inversión extranjera directa permite incrementar los niveles de empleo y eficiencia sectoriales, convirtiéndose en un importante mecanismo de transferencia tecnológica y de conocimiento que puede generar efectos multiplicadores positivos al interior de las economías. Pero la inversión extranjera no es una masa de capital que fluye a través del mundo motivada únicamente por las fluctuaciones de la oferta y la demanda del mercado mundial de capitales. Una mayor inversión exige tasas de productividad ajustadas al riesgo, armonización de tarifas e impuestos, fluctuaciones en la tasa de cambio y, sobre todo, estabilidad en los precios relativos, en los costos laborales y en los factores políticos.

Existen determinantes internos en la vida empresarial de un país que motivan a realizar inversión del exterior. Al aumentar el número de mercados donde operan, esta mayor inversión busca diversificar los niveles de riesgo inherentes a las actividades económicas. Igualmente, otros elementos que son tenidos en cuenta por las compañías en el momento de realizar la inversión están relacionados con los beneficios económicos esperados, los cuales en gran medida dependen de las condiciones que ofrece el país receptor. Así, la expectativa de mayores beneficios depende del tamaño del mercado doméstico, de la legislación apropiada, la dotación de recursos, la ubicación geográfica y las condiciones socioeconómicas del país. En últimas, tenemos que la inversión extranjera no responde a una saturación de capital en el país inversor; es la búsqueda de una mayor ganancia lo que la mueve a establecerse más allá de sus fronteras.

Modalidades

Aunque la inversión extranjera tiene diferentes definiciones cuando son consideradas las cuestiones legales en los diferentes países, tiene tres modalidades bien definidas: inversión directa, indirecta y de portafolio. Por un lado, se consideran como inversiones extranjeras directas los aportes provenientes del exterior o en propiedad de personas extranjeras, dirigidos al capital de una empresa. Por otro lado, también la adquisición, con ánimo de permanencia, de participaciones, acciones o cuotas en el mercado de valores. Dichos aportes, generalmente, son realizados a través de divisas libremente convertibles para inversiones en moneda nacional y a través de la importación de maquinaria, equipos u otros bienes físicos o tangibles, aportados al capital de una empresa. En cambio, las inversiones indirectas son consideradas aquellas actividades extranjeras por medio de las cuales el inversionista realiza un aporte a una empresa sin llegar a tener participación accionaria en todo o en parte de ella, siempre y cuando las rentas que la inversión genere para su propietario dependan de las utilidades generadas por la empresa. Por último, se consideran como inversiones de portafolio aquellas inversiones en acciones y bonos obligatoriamente convertibles en acciones y otros valores negociables en bolsas de valores de un país.

Principales efectos

Actualmente, las economías latinoamericanas suelen preferir la libre circulación del capital que  mantener controles de inversión entre los países, porque dicha libertad permite que el capital busque la tasa de rentabilidad más alta. Esta circulación sin restricciones se fundamenta en tres pilares. Primero, porque los flujos internacionales significan menor riesgo para los propietarios del capital, que pueden diversificar sus créditos e inversiones. Segundo, porque la integración mundial de los mercados de capital facilita la difusión de prácticas óptimas de administración de empresas, normas contables y tradiciones jurídicas. Y tercero, porque la movilidad del capital limita la posibilidad de que un gobierno aplique una política desacertada.

Con ello, el impacto de la inversión extranjera en un país se puede medir a través del efecto que produce en el stock de capital, en la balanza de pagos, en el comercio exterior, en los niveles de competitividad, en el desarrollo tecnológico, el desarrollo del mercado interno, y en el crecimiento económico. En el caso dominicano, la economía obtuvo cerca de 1,700 millones de dólares por inversión extranjera al cierre de 2007, niveles nunca antes alcanzados en el país. A partir del año 2000, la inversión extranjera ha representado un promedio de 4.4% del Producto Interno Bruto (PIB), el 11.2% de las exportaciones de bienes y servicios y el 0.9% de las reservas internacionales de la nación, pudiendo financiar el 0.8% de la cuenta corriente de balanza de pagos. 

A la inversión extranjera directa se le atribuye generalmente una fuerte actividad comercial en el país, principalmente debido a las experiencias acumuladas en su dinámica exportadora. Pero casi siempre esto depende de si las empresas extranjeras operan o no con materias primas y bienes intermedios importados, y en qué cantidad lo hacen. En este sentido existe evidencia que permite afirmar que el capital extranjero llega a operar en los mercados domésticos de productos diferenciados, con altas barreras a la entrada y con estructuras de mercado oligopólicas. La entrada de estos nuevos competidores, de alguna forma, genera una presión a la reducción de costos a nivel nacional o  muchas veces puede promover una producción en una escala eficiente.

No obstante, los mayores niveles de eficiencia de las compañías multinacionales, producto del funcionamiento de sus fuerzas productivas a escala ampliada, no siempre se traduce en una reducción de los precios o en el logro de un mercado más competitivo, pues al poseer alguna ventaja de propiedad, como por ejemplo una patente o un tipo de tecnología única, obtienen rentas monopólicas que en el corto plazo no tienen incidencia alguna sobre el mercado doméstico en el que operan.

Ya sabemos que la competitividad de una nación no depende sólo de producir los bienes a menor costo sino que, a su vez, debe contar con otros elementos, como son calidad (tanto en los sistemas de producción como en el producto final), capacidad de respuesta a la demanda de los consumidores, rapidez en la entrega, mercadeo agresivo y establecimiento de redes eficientes en la distribución. Y lo cierto es que las empresas multinacionales concentran estos aspectos. Son dueñas de tecnologías más dinámicas y poseen sistemas internacionales de producción cada vez más integrados, pudiendo operar en múltiples mercados en forma simultánea.

La cifra

1.0 por ciento.  Es el porcentaje en que se incrementa el PIB per cápita de un país por cada aumento en los flujos de inversión en 1% con respecto al PIB, según ejercicios de carácter empírico.

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Las ventajas

Siempre se dice que la inversión extranjera incrementa el stock de capital de un país porque produce una ampliación de la demanda efectiva que eleva la tasa de crecimiento del producto. Hay que añadir que la acumulación de capital físico ocurrirá, siempre y cuando los flujos de inversión no se destinen a compra de activos productivos  existentes. Las repatriaciones de capital no podrán superar los flujos brutos de inversión, de lo contrario se presentaría una disminución del capital. Los montos de capital repatriado  son importantes como determinantes de la inversión y también permiten medir los efectos finales en cuanto a acumulación de capital. Aun así, las ventajas de las empresas extranjeras son básicamente la implantación de procesos productivos modernos o únicos, la introducción de nuevas técnicas de gestión y la mayor calificación de la mano de obra.

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