“Inadaptados” y la ficción del juego teatral

“Inadaptados” y la ficción del juego teatral

Especial para ¡Alegría!

Ver la obra de un joven autor teatral dominicano es algo verdaderamente gratificante y más aun, cuando éste no escoge el camino fácil de la comedia vacua de evasión, que domina la escena de estos tiempos. Richardson Díaz en su obra “Inadaptados”, nos convoca a un juego apasionante, difícil de desentrañar.
¿Cómo podríamos clasificar su obra?, en ella convergen elementos característicos de diferentes “formas teatrales”, así no hablaremos de género propiamente dicho. Inadaptados no se adapta, es una obra ecléctica, aunque se acerca a lo tragicómico, a la comedia negra. La visión del autor es pesimista, apuesta al caos, donde los valores son negados, pero lo hace con ironía tal, que se convierte en comicidad, dejando no obstante, un intersticio a la reflexión, que bien pudiera ser la indiferencia que aqueja a la sociedad de hoy como a la de ayer, frente a lo que acontece, siempre ha sido preferible la evasión, reír para no llorar.

Richardson Díaz en su propuesta nos presenta cinco personajes, unos reales, pero no actuales y otros de ficción. Sacados del inframundo por el mago Jafar –personaje de ficción- se produce el encuentro entre Hitler, Trujillo y Jack el Destripador, que siguen siendo los mismos, seres despreciables, perversos, capaces ante una nueva posibilidad, de cometer las mismas atrocidades de su vida anterior.

El autor utiliza al funesto mago Jafar, como hilo conductor, y apela en alguna medida, al teatro dentro del teatro, para montar una fábula siniestra, en la que los personajes forman una familia, en la que el mago es el padre, Hitler, la madre, y Trujillo el abuelo; los padres han engendrado, dos hijos, el mayor que es nada menos que Jack el Destripador, y el más pequeño inocente, al que poco a poco van transformando en su digno descendiente, hasta convertirlo en el Guasón, el famoso villano: nos surge entonces una interrogante, ¿nace el hombre malo o es producto de la genética o de sus circunstancias? ¿Es esta inquietud solo una elucubración nuestra, o es un real planteamiento del autor? Es acaso querer ver más allá de lo inmediato, creo que no, y desde esta perspectiva la obra adquiere otra dimensión.
La puesta en escena bajo la dirección del propio autor, no tiene la posibilidad de una lectura diferente entre ambos discursos, textual y escenico, lo que no quiere decir que el montaje se limite a narrar la historia, y pierda creatividad. Los actores, Omar Ramírez –Trujillo-, Gilberto Hernández –Hitler-, Patricio León –Jafar-, Iván Mejía –El Guasón- y Miguel Lendor –Jack El Destripador- logran proyectar en justa medida sus personajes. Hay en las actuaciones de cada actor, un énfasis en la dimensión corporal, gestos, mímica y payasadas nos remiten a la farsa provocando la risa franca, a lo que contribuye la hilaridad del texto.

El montaje hace acopio de toda una parafernalia al servicio del espectáculo, que lo hace atractivo; el canto irrumpe entre parlamentos, la escenografía versátil creada por Miguel Ramírez es un elemento a destacar, de igual manera la movilidad escénica, manejada por Natalie Borsos, el diseño de luces de Julio Nuñez, apropiado a cada escena, los magníficos maquillajes, y el vestuario creado por Renata Cruz.
Ciertamente Richardson Díaz es un dramaturgo en ciernes, pero el talento es evidente. “Inadaptados” no es un título original ya ha sido utilizado por otros dramaturgos, pero esto no le quita ningún mérito a su obra. Respaldemos nuestro teatro, a sus hacedores, a nuestros artistas. Un nutrido público se dio cita el domingo, en la Sala Ravelo, sólo cuatro funciones no son suficientes, esperamos su reposición.

 

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