Incertidumbre en el IDSS

Incertidumbre en el IDSS

En medio de la incidencia del virus de la chikungunya, la red de hospitales y policlínicas del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) fue afectada por una paralización de labores en reclamo de un mes de salario. Un retraso más en ese orden en la repetición de un conflicto inhibidor de servicios que debería evitarse. Esta vez el paro de atenciones se limitó a 24 horas, pero si cada vez que toca pagar a quienes laboran en esa entidad se repite la situación la incertidumbre no desaparecerá. Al final siempre se eroga dinero para cubrir el compromiso salarial con los médicos, bioanalistas, enfermeras, odontólogos, conserjes y empleados administrativos. Un desfase que obra contra un servicio asistencial que sigue teniendo razón de ser para un sector de ciudadanos.

El IDSS luce como un organismo entre dos aguas, supuesto a ser relevado por una integración institucional que no acaba decuajar. La unificación operativa de los centros de salud estatales, en el esquema de la seguridad social, tarda en ocurrir. No se ha avanzado hacia la plena cobertura ni hacia una gestión homogénea con todos los hospitales en capacidad de atender a los afiliados a planes de salud. Mientras eso no ocurra el IDSS debe seguir jugando un papel. Su rol transitorio no puede seguir sometido a las cíclicas asfixias financieras con repercusión en servidores asistidos del legítimo derecho a un salario justo y a tiempo.

Valgan las restricciones

Una pretensión inaceptable se manifiesta en la oposición a que se instituyan normas legales que hagan imprescindible la obtención de licencias para el expendio de bebidas alcohólicas en interés de proteger la salud física y emocional de los consumidores a los cuales, ya por ley, se les debe decir en la publicidad que el alcohol es perjudicial a la salud.

No es válido invocar la libertad de comercio para reclamar que continúe la tolerancia total a la distribución de bebidas espirituosas, las que por sus efectos sobre la conducta humana deben estar sujetas a políticas estatales de disuasión en protección a la juventud y la niñez. La moderación y el consumo responsable tienen que ser incentivados en el seno de la sociedad. Así conviene a la preservación del orden y la seguridad de tránsito. La embriaguez y muchos hechos fatales por accidentes y riñas van de la mano.

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