Indeseable intromisión foránea a la soberanía

Indeseable intromisión foránea a la soberanía

Un inusual boche, al estilo Trump, le dio el encargado de negocios norteamericano al presidente Medina, por su decisión de establecer relaciones formales con el gobierno de China Continental para apartarse de la coyunda que existía con el gobierno de Taiwán.
Y es que ahora las autoridades norteamericanas, copiando el estilo atropellador e insultante que emana del ocupante de la Casa Blanca en Washington, agreden gratuitamente a todos. Sus boches se han hecho normales en la nueva diplomacia norteamericana, de forma que su enorme poder militar y económico se erige como una amenaza para los que no se amolden a sus directrices de sumisión para continuar siendo los “siseñor” de todas las generaciones desde los inicios del siglo XX.
Por tales razones, la visita de la pasada semana del diplomático norteamericano al Palacio Nacional, no fue una sorpresa. Y es que se esperaba la reacción del Departamento de Estado a esa decisión criolla de establecer relaciones formales con el gigante asiático, que desde hacía años era acariciada por los estrategas del PLD. Ellos son conocidos por sus orígenes marxistas y su atracción y simpatías por el otrora comunismo chino del legendario líder Mao.
Se hablan de las promesas chinas por haber logrado su objetivo de establecer relaciones y apartar a Taiwán del país. Esas promesas hablan de invertir en el país más de tres mil millones de dólares. Aparece en ese paquete como lo más atractivo el elefante blanco de un ferrocarril nacional que atraviese el país desde Santo Domingo-Santiago-Montecristi. Si alguna vez se diera esa inversión sería la quiebra total del país, ya que nunca sería rentable por el abultado subsidio que sería necesario tener disponible cada día para lograr apenas una ficticia rentabilidad en las operaciones ferroviarias. Ya el país tiene un excelente sistema de buenas carreteras y se sabe que el transporte de cargas en ferrocarriles es algo rígido que obliga a tener estaciones donde se carga y descargan las mercancías y pasajeros. Y desde esas estaciones sería necesario utilizar los camiones tradicionales para el acarreo desde y hacia las estaciones. Por igual con los pasajeros, los cuales por su tradición están muy acostumbrados al puerta a puerta de los autobuses, carros y motores. Obligaría al pago de un doble transporte.
La diplomacia taiwanesa, consciente de la fragilidad de su país frente a sus vecinos del continente, buscaron la forma de agradar en lo más posible a los dominicanos. A sus autoridades le patrocinaban largos viajes a Asia siempre con paradas en otros países. En Taiwán se les obsequiaba con la clásica hospitalidad oriental proporcionando todos los gustos que pudiera exigir un funcionario caribeño que quizás por primera se ambientaba en salones de lujo oriental. Esos largos viajes a esa lejana isla se compensaba con las atenciones que brindaban las autoridades taiwanesas que se desbordaban tanto allá como aquí con las atenciones más diversas para tener amarrados al país a su diplomacia.
Con gran frecuencia se ofrecían los largos viajes a su isla más pequeña que la nuestra pero mucho más desarrollada y moderna. Y al mismo tiempo nos agobiaban de donaciones especiales para las fuerzas armadas, educación, cooperativas, salud y por igual se destaca el hospital Taiwán construido en Azua. Y es una lástima que el sistema de salud dominicano lo está dejando sucumbir por falta de mantenimiento en la estructura y en los equipos, escasez de medicinas y de personal humano capacitado.
Indudablemente una nueva era de las relaciones sino-dominicanas se iniciará ahora. De seguro que un flujo de viajeros, en ambas direcciones, subsidiados para los locales, para ir conociendo el extraordinario y admirable desarrollo que ha alcanzado la China Continental en los pasados 25 años. Este país en su arrollador avance y una población que supera los 1,300 millones de habitantes y con el empuje que mantienen sus empresas, superará muy pronto a Estados Unidos, para convertirse en la heredera del dólar. Su valor de seguro que lo determinará el comportamiento de las economías ahora afectadas en grande por el rápido incremento del precio del barril de petróleo que empujan hacia topes increíbles.
De todas maneras, estas relaciones para un país que desde hace años nos inunda con su producción industrial y de baratijas, ahora con las puertas libres de relaciones bilaterales formales, servirá para disfrutar de lo bueno y lo malo de una nación laboriosa y altamente disciplinada. A lo mejor guarda algún rencor de no haberse visto favorecida con el contrato de Punta Catalina, cuando una de sus empresas fue derrotada por la oferta de Odebrecht. Ya sabemos los resultados que dieron lugar al acto de corrupción más escandaloso en la historia dominicana.

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