Infraestructuras, sostenibilidad, y tú y yo

Infraestructuras, sostenibilidad, y tú y yo

No es Odebrecht y la corrupción que motivan esta reflexión, es la lectura de Nueva Sociedad en su última parición y la sostenibilidad como concepto complejo para la construcción de infraestructuras en América Latina. El debate se reavivó con las actuaciones de la empresa y sus tentáculos tan corruptores, que contaminaron las decisiones políticas en muchos países, sin provocar reacciones de sus sociedades civiles. Nuestro país no escapo a esa actitud. Hoy, se ofusca por los niveles de corrupción y a la impunidad instaurada y, sin embargo, no fue tan reactiva ante decisiones que implicaban el futuro de la nación. Al contrario fue permisiva y no opinó sobre la necesidad-utilidad-factibilidad o no de las obras construidas desde 1996- la embobaron con conceptos tan manidos como desarrollo, modernidad y espejismos. Se dotó el país de modernas y numerosas infraestructuras como acueductos, presas, Metro y carreteras, haciendo, aleatoriamente estudios de factibilidad, nunca de sostenibilidad social y ecológica. Hoy, hay presas en el país que no rinden ningún beneficio, no resuelven los problemas por los cuales se motivaron y las financiamos, tú y yo!. Existen carreteras que unen regiones diferentes, donde no transita nadie, se dijo que iban a desarrollar el Sur! Se hizo todo al revés, no hay desarrollo, pero las financiamos tú y yo!. Se construyó un Metro subterráneo sin poner nunca en discusión su trazado, su función real, otras alternativas (tranvía, Metro aéreo), ni su sostenibilidad; lo financiamos tú y yo. Resultado; el metro no es rentable, es subsidiado a vida, no resolvió en nada el tránsito, sigue tan caótico en la capital y no se pensó en costo de mantenimiento, hoy este es pésimo. En cuanto a la segunda línea, su trazado se debió a amistades-presiones políticas y no hay dinero para terminarla. Las reticencias a esas inversiones siempre partieron de nuestra convicción que los criterios de análisis y planificación de inversiones en un territorio deben estar lejos de las presiones políticas y todavía más lejos de las que pretenden ser sociales y propiciadoras de un futuro desarrollo, siendo políticas. La toma de decisiones en inversiones territoriales debe partir de análisis espaciales profesionales, de la consulta participativa, del concepto de sostenibilidad y de necesidad social, ponderar lo que se necesita, si la inversión es viable económicamente, es decir rentable y financieramente posible y si es compatible con el medio natural ya que los impactos son factores de riesgos a corto plazo. Además, dentro de la interacción público-privado (Estado-constructores) es imprescindible pensar en responsabilidades frente a ciertos riesgos que provocan la mala formación y falta de ética y que sean asumidos por los responsables de la obra y así evitar que el Gobierno -que ha invisibilizado y silenciado esos tollos- asuma rescates (reconstrucciones) que todos, tú y yo, financiamos.

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