Mientras el 60% de los hogares dominicanos recibe ingresos promedio por debajo de RD$18,000 al mes, el costo de la canasta familiar del primer quintil más que duplica esa cantidad. Y entre los factores que motivan la insuficiencia de los ingresos están los bajos salarios, la pérdida de poder adquisitivo de la moneda y las alzas de precios, así como la irregularidad de los ingresos de un alto número de trabajadores de la economía informal, que tiene un peso específico muy importante en el PIB del país.

Lo anterior podría explicar, al menos en parte, las causas por las que un 66% de los hogares dominicanos no utilizan los productos bancarios, situación que el Banco Central ha comprobado al aplicar la Primera Encuesta de Cultura Económica y Financiera de la República Dominicana, 2014, cuyos resultados fueron dados a conocer el miércoles. La encuesta muestra datos positivos en cuanto al crecimiento del número de personas que usan productos de la banca, como tarjetas de débito y crédito, entre otros.

De los resultados de la encuesta del Banco Central podemos inferir la necesidad de mejorar los ingresos de la familia dominicana, crear las condiciones para una mayor formalización de la economía y hacer más asequibles para la familia productos bancarios como el crédito.

LA DOBLE CARA DE LA APATRIDIA

La República Dominicana está bajo la mira del ACNUR, que prepara una campaña contra la apatridia en este país, refiriéndose, por supuesto, a los descendientes de haitianos nacidos aquí. Sin embargo, ese organismo de las Naciones Unidas ni la CorteIDH se han detenido a analizar que la principal fuente de apátridas es Haití.

Miles de haitianos no registrados en su país ingresan a la República Dominicana sin documentos. Más que indocumentados, son en realidad apátridas hechos en su propio país.

Por una cuestión de idiosincrasia, el Gobierno haitiano no es dado a preocuparse por registrar a sus súbditos. Lo ha demostrado aquí, dificultando la documentación de los haitianos que aspiran a regularizar su estada en este país, donde son evidentes los esfuerzos por respetar los derechos humanos. Atacar la apatridia desde la vertiente preferida por el ACNUR y la CorteIDH puede conducir a más ofensas contra este país.