Inmersos en la hipocresía

Inmersos en la hipocresía

El mundo, la historia, las naciones y las sociedades están cimentados en montones de basura, hipocresía, mentiras, posiciones ambiguas, incontables actos de cobardía, montañas de demostraciones de falsa amistad, solidaridades acomodaticias.

Ahora resulta que el Congreso de los Estados Unidos hace el “descubrimiento” que enderezará el siglo XXI: autoridades norteamericanas torturan a prisioneros aquí, allá, acullá, allende y aquende. Para manifestar sorpresa, tienen que ser muy descarados, muy politiqueros y malos actores desempeñando roles que deben dejar a los títeres de ferias de fiestas patronales y a los cómicos que soportan a los borrachos en las esquinas de cualquier ciudad, de cualquier aldea.

En el único libro de cuentos sobre la ocupación militar norteamericana, 1916-1924, publicado por un autor dominicano, se relata una de las torturas a las que las tropas invasoras sometían a los detenidos en sus brutales e inhumanos “interrogatorios”.

Los soldados llevaban maniatados a los prisioneros a la confluencia de los ríos Soco y Seibo, les inmovilizaban las piernas y los hincaban, antes de que uno de los invasores ocupantes forzara al prisionero para que abriera la boca y otro guardia le hacía beber agua del río hasta que se le hinchaba la barriga, entonces, un soldadote fuerte, joven, vigoroso, escogía una de las estacas que sopesaba y le reventaba el abdomen.

Ese libro de cuentos, escrito por mí, titulado: “Cuentos del Abuelo Julio” refiere algunos de los relatos que me contó mi padre, Julio Gautreau, sobre las torturas y barbaridades cometidas por la soldadesca norteamericana durante la ocupación del país de 1916 a 1924.

En un libro sobre la historia del Buró Federal de Investigaciones (FBI siglas en inglés) hay innúmeras informaciones sobre el intercambio de violaciones a toda suerte de leyes tales como acusaciones falsas, abusos contra prisioneros, violaciones a la privacidad de los ciudadanos, todos esos delitos eran conocidos por el Congreso, por el Presidente de EEUU y nunca dijeron esta boca es mía.

Está documentado que la Agencia Central de inteligencia (CIA siglas en inglés), que el Ejercito y las fuerzas armadas norteamericanas saben, conocen, torturan, ocultan y niegan que sus efectivos abusen de los derechos de los prisioneros y fuercen confesiones de “delitos” por gente que en muchas ocasiones es inocente.

El fenómeno de la “inocencia” de la prensa no se da solamente aquí, el fenómeno de la ocultación de la verdad no se da solamente aquí. Hay un manto de silencio y medias verdades que recorre el mundo de la desinformación.

De lo que le cuenten las agencias internacionales de prensa crea la mitad de la mitad y a la otra mitad levántele la falda a ver si tiene pantys, pero no crea lo que tiene y enseña la muchacha, es fruto de cirujanos plásticos.

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