Inseguridad y percepción

Inseguridad y percepción

No tengo dudas de que el jefe de la Policía, el mayor general Manuel Castro Castillo, tiene las estadísticas en las manos cuando rechaza de manera tajante que se haya producido un incremento de la criminalidad en el país, como seguro estoy de que nadie se lo va a creer. Y la razón es muy sencilla: la percepción de que la delincuencia ha desbordado la capacidad de las autoridades para enfrentarla se impone a cualquier esfuerzo por ofrecer mayor seguridad a los ciudadanos. Los medios de comunicación contribuyen, ciertamente, a que se forme esa percepción cuando reseñan con amplios despliegues la muerte, la pasada semana, de dos jóvenes a manos de delincuentes que los despojaron de sus celulares, pero tampoco puede pedírsele que minimicen crímenes de esa naturaleza y mucho menos que se los oculten a la población, que debe saber lo que está ocurriendo en las calles. Pero nada contribuye mas a justificar la percepción de que nadie en este país está seguro en ninguna parte que la recurrente participación de policías en acciones delictivas, pues nada hace sentir mas indefenso a un ciudadano que cuando es víctima de quienes están llamados a protegerle y defenderle de los antisociales. El mas reciente ejemplo es el de la mujer que fue despojada de 350 mil euros —mas de 14 millones de pesos– que trajo al país desde Europa, nada menos que por seis miembros de la Policía, entre ellos varios oficiales superiores, que la interceptaron en la autopista Las Américas. El Consejo Superior Policial recomendó la cancelación de todos los agentes involucrados en el hecho, pero los 370 mil euros todavía no aparecen. ¿Quién se puede sentir seguro, diga lo que diga el jefe de la Policía o sus estadísticas, en un país donde pasan cosas así?

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