Intersexualidad, entre dos sexos

Intersexualidad, entre dos sexos

EFE/Friso Gentsch.

En palabras de la sexóloga y doctora en medicina Ana Rosa Jurado, “es un trastorno del desarrollo de los órganos sexuales, que normalmente genera una falta de concordancia entre los genitales externos e internos”

A pesar de que la intersexualidad o “trastorno del desarrollo sexual” -término acuñado por la Asociación Díaz de Pediatría y Endocrinología 2016- es una realidad que afecta a 1 de cada 2000 niños, desde el punto de vista social, es un asunto complejo porque a día de hoy, es un tema tabú; el miedo al estigma impide que los afectados puedan normalizar su condición.

Por ejemplo, la sociedad actual distingue entre diferentes opciones sexuales (heterosexuales, homosexuales y bisexuales), pero ¿qué ocurre con las personas que tienen una fisiología distinta a su género “oficial”?.

La sociedad, señala la doctora Jurado, también secretaria del Grupo de Trabajo de Sexología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), tiende a considerar “raro” o “patológico” todo lo que se salga de la norma; culturalmente, agrega, existe una especial “tendencia dicotómica” por la cual todas las personas deben estar clasificadas en dos categorías, según el sexo: hombres y mujeres, y lo que no se puede clasificar produce “ansiedad” y se “patologiza”.

La intersexualidad, considera la doctora Jurado, “levanta ampollas” en los colectivos LGTB, que agrupan a lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.

Hombres, mujeres y… ¿qué más?

Al nacer los hombres intersexuales presentan genitales ambiguos, por ejemplo, un micropene y la ausencia aparente de testículos, a menudo alojados internamente en las ingles, que se confunden con una vagina hiperdesarrollada.

En el caso de las mujeres, la intersexualidad tiene varias representaciones como, entre otras, el síndrome de Morris o la Hiperplasia Suprarrenal Congénita. Algunas son mujeres con cromosomas masculinos, algo que no descubren hasta la adolescencia, cuando no tienen la menstruación.

¿Afecta el trastorno del desarrollo sexual la salud de estas personas?

Desde el punto de vista de la sanidad, esta doctora matiza que la etiología por la que se ha dado el trastorno condicionará “más o menos” la salud del individuo. Por ejemplo, si tiene ovarios y testículos, o una serie de alteraciones hormonales, evidentemente, no va a ser solo su sexualidad o aspecto psicológico el que este afectado, va a ver “alteraciones somáticas” y otras “manifestaciones”.

“No todos los intersexuales son insanos, el concepto salud es muy amplio y el hecho de ser intersexual no implica que no te puedas sentir sano, feliz y a gusto contigo mismo”, matiza África López-Illescas.

Una problemática social con escaparate en la moda y el deporte

El “genderless” o “sin género” ha subido a la pasarela para poner de manifiesto una realidad social que afecta a un colectivo que en mundos como el deportivo sufre cierta discriminación biológica por ser naturalmente diferente al resto.

El movimiento “a-genero”, dentro del mundo de la moda, es la celebración del diseño sin definición, sin etiquetas, dejando atrás lo “masculino” o “femenino”, una tendencia que lleva gestándose tiempo en los círculos más vanguardistas y ha estado apoyado por diseñadores como el español David Delfín, quien ha utilizado en sus desfiles hombres y mujeres de aspecto andrógino.

Aunque lo “sin género” no es nada nuevo, aún hay un cierto rechazo social ante este estado “entre dos sexos”; sólo hay que remontarse a los recientes Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, para encontrar un ejemplo, el caso de Caster Semenya.

Una atleta sudafricana intersexual que, tras ganar de forma aplastante la final de los Mundiales de Atletismo en 2009, quedó expuesta a un escrutinio público que dio paso a un juicio sobre su feminidad.

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