Inusitada desesperación de los políticos

Inusitada desesperación de los políticos

A pocos menos de tres años para las próximas elecciones generales, los políticos, no importando su embarre con el caso de la Odebrecht, se han destapado en una carrera loca de ambiciones. Viven a la carrera en su propia promoción o la de sus candidatos favoritos, con los cuales esperan continuar con los beneficios que les reporta el poder. Ya la JCE les llamó la atención por ese acelere a destiempo.
Ahora hay más aspirantes al ver lo beneficioso que ha sido para los que cobijados en el PLD disfrutan plenamente de sus relaciones con los principales dirigentes de ese partido desde hace 13 años. No solo son los negocios concertados bajo diversas modalidades, sino los abultados emolumentos que perciben. Y lo más vergonzoso es el monto de los sueldos que se asignan, dejando boquiabiertos a la opinión pública por ese descaro para disfrutar del supuesto sacrificio de servir al Estado.
La desesperación que brota de las mentes calenturientas de los políticos, en baja aparente por el escándalo de la corrupción brasileña, no le hace mella. Ellos continúan por sus fueros. Hay que ver cómo se auto asignan sueldos y pensiones. O buscan sus testaferros de confianza para sus fechorías económicas. Son como una galleta sin manos a la supuesta ingenuidad de la colectividad nacional que acepta esos desmanes ya no con tanta resignación. Ahora se protesta y ha surgido la Marcha Verde que al menos podría ser la medicina que se necesita para aplastar a los corruptos y calmar sus maldades. O que sean más discretos en sus maniobras. Y ha obligado a los funcionarios peledeístas a vivir en sobre salto y esperando sacudimientos a su tranquilo disfrute de sus prebendas.
Es sorprendente ese trajinar político que han puesto todos los motores de la promoción a mil. Parece que en sus metas y conciencias las elecciones serán dentro de pocos meses y no en tres años. Y todo por un temor ya enraizado en sus conciencias de que se presumen grandes cambios de caras en el panorama político. Los viejos líderes no se quieren ver desplazados por una sangre nueva, algunas de pocas luces. Y algunos que ya hace años fueron parte de estructuras gubernamentales de pocas luces intentan ofrecerse al país como lo mejor que nos puede suceder en medio de la mediocridad rampante.
Los viejos líderes, ante lo que ellos ven como un desastre para el país por la incapacidad e inmadurez de los jóvenes políticos recién nacidos a la política y otros no tan jóvenes que quieren reemplazarlos, se dan cuenta que el país no camina bien. Y eso que ahora con los logros alcanzados existe la queja generalizada de cómo la clase política se ha enriquecido impunemente. Y los que alguna vez también disfrutaron de las mieles del poder, ahora creen que ante la mediocridad e incapacidad imperante pueden resurgir de nuevo sus esperanzas de nuevas oportunidades. Y esto para disfrutar de la lujuria que produce el disfrute del poder con toda su corte de cortesanos y adulones embriagadores con su falsa amistad.
Los programas de gobierno, los lineamientos ideológicos y programáticos de las políticas de los partidos es cosa del pasado. Lo inmediato es buscar los beneficios y cómo llegar lo más rápido al poder a la sombra del líder con un lambonismo rampante, como se ve en los medios de comunicación. Todo para que los peledeístas, la fuerza a derrotar no acabe por llevarse todos los bienes del Estado.
El PLD administra a conciencia para su beneficio y estrategia política de perdurabilidad al frente del Estado. Ellos dispensan los recursos en una ayuda social degradante de la dignidad humana. El dinero en las visitas sorpresa se reparte como un favor para aplacar quejas, aun cuando sean los préstamos más blandos que gente alguna pueda imaginarse. Es un paternalismo bien dirigido que ya el gobierno sueco quisiera disfrutarlo para aplicarlo en su estado de bienestar.
La desesperación de los políticos radica en que el PLD le está comiendo todos los caramelos. Y si la oposición alcanzara el poder solo recibirían un cascarón como lo definiera un carismático y añejado líder. Este con su energía y simpatía natural se proyecta para asustar a otros viejos dirigentes y a las nuevas generaciones de políticos en la lucha por el poder en el 2020. Pero ese cascarón lo ambicionan muchos para hacer lo que han hecho todos los políticos, pese a las amenazas de una Marcha Verde, intransigente y pertinaz con objetivos nuevos cada vez que marchan en los pueblos con energía para pretender empujar al nacimiento de un Estado de derecho en un país libre de la impunidad clásica y menos corrupción.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas