El vicepresidente ejecutivo y vocero oficial del partido y del candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Ismael Reyes, dijo que la propuesta de que el partido blanco encabece el frente opositor no es un asunto caprichoso ni una imposición vanguardista o sectaria, sino el fruto del reconocimiento de una serie de condiciones que solo reúne en estos momentos esa organización política.

En este sentido, el alto dirigente perredeísta expresó que para derrotar el continuismo peledeísta y enfrentar con éxito su poderío económico orquestado alrededor del usufructo del Estado y todo su monstruoso aparato mediático y propagandístico, se necesita de una fuerte estructura organizada como la que cuenta el partido del ´jacho prendio´, quien es el número uno como partido más votado, número uno en edad y grandeza política, número uno en vocación unitaria y las siglas PRD también son número uno en peso electoral y en reconocimiento político a nivel nacional.

“Tenemos un patrimonio político número uno en dignidad, en honestidad, en ética y moral, representado en la larga historia del PRD y en nuestro líder eterno, José Francisco Peña Gómez, lo cual hace del el Partido Revolucionario Dominicano el instrumento más adecuado para ser la locomotora que de la Unidad Nacional Opositora. Y si a todo eso añadimos un candidato de las condiciones del ingeniero Miguel Vargas, el resultado no puede ser otro que concluir que la alianza debe darse teniendo al PRD como fuerza motriz, por ser la numero uno en virtudes políticas”, externó Ismael.

El vicepresidente ejecutivo del PRD manifestó que para salir airosos frente a una organización que más que un partido es un poderoso grupo económico que se amamanta desde el Palacio Nacional, se requiere de una entidad política bien arraigada en la conciencia popular, de un partido con todo un historial de conquistas sociales y políticas; con toda una trayectoria de lucha reivindicativa en favor de las masas; un partido con gloria y con una historia imborrable que no se puede opacar ni ignorar.