Para Iván Gatón, embajador y analista internacional, América Latina es un teatro de conflictos entre Estados Unidos y la China Popular. Las razones de esa lucha reflejan las condiciones extremas de ambas potencias. Así, mientras Estados Unidos se desgasta, la China Popular emerge con vigor en el tablero mundial.
Según él, la crisis de un imperio como Estados Unidos provoca que se vea amenazado por la gran potencia emergente. Esto se conoce como “la trampa de Tucídides”.
En efecto, los choques entre ambas naciones serán por la conquista de los mercados y las materias primas de la región.
“Evidentemente, la situación es compleja para América Latina, sobre todo porque China tiene un significativo incremento de sus inversiones y préstamos a gobiernos latinoamericanos, y con un intercambio comercial que creció de 13 mil millones de dólares en el año 2000, a más de 275 mil millones en el 2015, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)”, analiza Gatón.
El imperio y la locomotora. Si Iván Gatón está convencido de que Estados Unidos es el “imperio por excelencia”, también lo está de que China es “la locomotora del mundo”.
Para él, Donald Trump enraíza su política exterior en Samuel Huntington, el agudo autor de “El choque de civilizaciones”.
Según Huntington, los enfrentamientos geopolíticos se producirán entre matrices de civilización. Por esa razón Occidente encara al mundo islámico. Esto quiere decir, observa Gatón, que Trump combate al terrorismo por representar una amenaza para los valores judeo-cristianos heredados por el mundo occidental.
El tablero mundial dibuja para Estados Unidos un cuadro de desafíos: por un lado, conflictos con China Popular por la conquista de América Latina; por otro, choques con el mundo islámico y el terrorismo.
A Gatón le parece que la estrategia de Trump consiste en una militarización del poder en América Latina, y en un tanteo con Rusia. Así pues, la militarización del poder está encarnada en los representantes del complejo militar-industrial que participan en el Gobierno estadounidense.
El analista internacional prevé una continuación de las recetas neoliberales, como la reducción de los derechos aduaneros y una mayor apertura de los mercados.
Vislumbra también una revisión de acuerdos comerciales desfavorables a Estados Unidos, mientras los favorables no serán tocados por Donald Trump.