Jacques Brown
El arquitecto del Jet Set

<STRONG>Jacques Brown</STRONG><BR>El arquitecto del Jet Set

Por Sinthia Sánchez
Fotografías: Roberto Concepción y
fuente externa

Durante doce años, Jacques Brown tuvo su oficina en Saint Tropez, una región de Francia mundialmente famosa por ser una exclusiva zona turística, refugio del “Jet Set” del mundo. Tuvo la suerte de trabajar con personalidades muy famosas como cantantes, empresarios, artistas de cine y corredores de autos.

En Saint Tropez escuchó hablar de un concurso para construir un gran proyecto de mil casas alrededor de dos campos de golf de 18 hoyos en Chile, en el cual se animó a participar y que posteriormente ganó.

Este proyecto, desarrollado cerca de Valparaiso y Viña del Mar, le cambió el modo de vida al arquitecto. Al principio viajaba a su natal Francia cada dos meses, pero la distancia entre los dos países es demasiado grande, por lo que muy pronto decidió llevar a su familia a residir con él desde Francia hacia Chile. Una vez establecido en Chile, viajaba a Brasil con frecuencia, pues como bien dice: “Mi vida ha estado marcada por los concursos de arquitectos, así que gané uno en Brasil y allá fui por dos años, al igual que en Argentina”.

Después de seis años de intensa  labor en Chile, cuando ya había terminado la primera etapa de su trabajo, Brown recibió la invitación de un cuñado que reside en Santo Domingo para que viniera a la República Dominicana y así lo hizo. Primero vino en dos viajes a explorar las posibilidades de trabajo hasta que viajó con su esposa Carol y su hija mayor, con la intención de fijar residencia en nuestra media isla.

Contrario a lo que había imaginado, sus inicios en el país no fueron fáciles, pues no conocía a muchas personas. Como su esposa también es de profesión arquitecto, fue precisamente ella quien lo puso en contacto con el arquitecto Roberto Forero, muy amigo del empresario dominicano Guillermo León.

Fue así que el famoso arquitecto francés fue contratado para construir la casa de playa de la familia León,  así como la residencia de ciudad de Chabela León e Ito Bisonó.  “Trabajar con Chabela y con Ito fue un placer.

 Después de ese proyecto, vinieron otros y poco a poco Jacques Brown se abrió camino entre la élite de nuestro país, ya que sus casas siempre han sido “casas con un nivel alto”.

A través de su compañía JB & Asociados S. A., Diseños, Construcciones y Supervisiones, este arquitecto urbanista sigue adelante desarrollando otros importantes proyectos.

“Yo soy urbanista y por eso me gusta desarrollar proyectos grandes y organizar planos. Tengo planeado un proyecto de marinas y de hoteles de lujo en Las Terrenas, Samaná, ya que todo lo que yo hago me gusta que sea diferente. Se trata de un hotel de 27 suites, de capital europeo, el cual tendrá un estilo mexicano, con mucha agua, alrededor de cada habitación, será algo distinto”, afirma confiado Brown.

Además, es responsable del diseño de un resort de doscientas casas, así como de dos marinas pequeñas de unas cincuenta embarcaciones, en Samaná.

Paralelamente a su trabajo en la ciudad de Santo Domingo, Brown también está construyendo su propia casa de descanso en Las Terrenas, tierra de la que confiesa se siente enamorado. “Será la casa de un arquitecto, un lugar muy especial. Cuando voy allá me gusta cabalgar en la playa en mi caballo en horas de la mañana o al atardecer, es verdaderamente un paraíso”.

Uno de los atractivos de los visitantes de Las Terrenas es asomarse a una casa estilo mexicano que Jacques Brown diseñó para un cliente belga, amigo del rey de ese país europeo, que le confió la realización de su refugio de descanso en el Caribe. La casa fue construida sobre la cima de una montaña, desde donde se puede apreciar la incomparable belleza del mar de Las Terrenas, así como sus cayos costeros y montañas, una mezcla de ecosistemas que convierten esta región del país en un auténtico paraíso.

Hace seis años ya que Jacques Brown reside en la República Dominicana  y se siente muy a gusto en nuestra tierra. Por eso nos dice que cuando salió de Francia nunca pensó en vivir tanto tiempo fuera. “Cualquier extranjero que llega a este país es conquistado. Primero le gusta la gente, porque es un pueblo que espero nunca cambie, por su sonrisa, su alegría, y por las facilidades que le dan a los que venimos de afuera”. 

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