Jesús, el profeta sin honra

Jesús, el profeta sin honra

Pero Jesús les decía: -No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, entre sus familiares y en su casa. Marcos 6:4
Si se escribieran una por una las cosas que hizo Jesús, al decir del apóstol Juan pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. (Juan 21:25).
Hay gente que tiene que salir de su entorno familiar, de su pueblo natal, alejarse aun de sus propios conocidos o amigos más cercanos, para poder ser reconocidos y aceptados como hombres o personas de Dios. Y hay hasta quienes tienen que viajar de un país a otro, de un estado o una provincia a otra.
Jesús cuando fue a Galilea los galileos lo recibieron porque habían visto los milagros que hizo en Jerusalén, durante de las celebraciones religiosas de entonces. (Juan 4:45). En Cana, convirtió el agua en vino. En Capernaum un oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo, cuando supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, descendió para verle y pedirle que fuera a sanar a su hijo que estaba enfermo, y estaba a punto de morir.
Y aunque Jesús le dijo que si no veía señales no creería, el oficial le reiteró: desciende antes que mi hijo muera. Volvió y le enfatizó su fe. Y en ese instante, Jesús le dijo : Ve, tu hijo vive. Y dice la Biblia que cuando el oficial llegó al día siguiente a la casa, encontró que su hijo se había sanado y preguntó a qué hora, y ocurrió el milagro a eso de las 7 de la noche, hora en que Jesús le había dicho: tu hijo vive, y dice la Biblia que creyó él con toda su casa.
Sin embargo, entre sus parientes, familiares y conocidos más cercanos, Jesús no tenía honra, ni pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos sus manos. (Marcos 6:5).
Cuando llegó a Nazaret, en el lugar en donde se había criado con su familia, Jesús estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Le decían: No es este el carpintero hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón. Y se escandalizaban de él. Hubo que se acercaron para intentar detenerle y apresarle porque creían que estaba fuera de sí. (Marcos 3:21).
Así pues, como bien dijo el propio Jesús: Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?. (Lucas 23:31). Si del Hijo de Dios decían y hacían leñas con él, que será de los que son sus discípulos y de los que nos consideramos sus seguidores.

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