Selfie. Autorretratos del Yo”, bajo este título travieso y obsesivo, la Galería ASR Contemporáneo, Arte San Ramón, acoge la 6ta. exposición individual de José Almonte (1968), compuesta por más de treinta obras en diferentes medios y formatos, incluyendo la lúdica y brillante instalación “Selfie. La distancia”, conformada por “doce lunas” o circunferencias de vinyl plateado, desplegadas de modo casi “invisible” sobre el piso de toda el área expositiva y cuya asombrosa capacidad de interacción con el espectador nos revela el intenso proceso de informalidad y libertad expresivas que trasluce su producción simbólica reciente.
Tal como precisa en su texto curatorial la historiadora del arte Paula Gómez Jorge: “Ahora bien, en la serie de pinturas “Desplazamientos”, Almonte plantea la desintegración de la idea del “yo” apelando a la ausencia total de la figuración humana. En su lugar implanta la imagen del avioncito de papel que, junto a otros signos lúdicos presentes en otras obras, como son patinetas, pistolas lanza agua, páginas de cuadernos y banquetas, se convierten en pretexto del proceso de indagación en su autobiografía. El artista ha reconocido que gran parte de estos objetos proceden de la memoria de sus años de infancia y de adolescencia, de su realidad emocional más íntima, que a primer golpe de vista, llevan a conectar al espectador con esa dimensión del alma que también es colectiva”…
El minimalismo resolutivo, el alto nivel de abstracción discursiva y el potencial interactivo de la instalación “Selfie. La distancia”, no solo entronizan esta sublime tentativa simbólica como el componente más lúdico y de mayor efectividad metafórica del equilibrado conjunto expositivo, seleccionado e instalado con esmero y óptimos resultados por la misma directora de ASR Contemporáneo, sino que también estos elementos operan como verdadera sinopsis del mismo proceso de transformación personal, depuración conceptual y economía poética que sostiene la obra de José Almonte desde su primera exposición (1998), advirtiéndose con mayor intensidad a partir de su obra “Justo al centro ellos siempre están”, con la que obtuvo el Primer Premio de Pintura de la XXIII Bienal Nacional de Artes Visuales (2005).
En efecto, este proceso liberador y depurador, lleva a José Almonte a facturar una serie de pinturas sobre tela y obras en técnica mixta sobre papel en las cuales, además de reflexionar con sensibilidad, responsabilidad y honestidad sobre la anomia sistemática de la sociedad dominicana contemporánea, así como sobre los nocivos efectos físicos, psicológicos y espirituales del proceso de pudrición social en la niñez y los adolescentes, nuestro artista jamás se atiene a la pertinencia crítica del mensaje y siempre persiste en librar y clarificar su repertorio sígnico particular al mismo tiempo que progresa consistentemente en su instintivo “viaje” introspectivo y en su conocimiento del sistema pictórico.
Esta particular observación se confirma ante la mayoría de las pinturas y dibujos que integraron su exposición “La Casa de Annie Paola”, presentada en la Galería de Arte Arawak (2011), trabajos caracterizados por un estallido sígnico y metafórico, “rizomático”, además de una provocadora factura estética que combina de forma inteligente el rigor técnico y formal; la claridad del dibujo; el fuerte trazo de la grafía; la energética gestualidad espontánea, más unos meditados ensayos compositivos, espaciales, tonales, texturales e hepertextuales que desataban en la obra de José Almonte la inminencia de una dicción plástica de alto vuelo conceptual y declarado espíritu abstracto expresionista.
Entonces, ante la serie de doce obras en técnica mixta sobre papel titulada “La distancia”, los siete trabajos en acrílica sobre tela de la serie “Desplazamiento”; las 4 obras en acrílica sobre lienzo tituladas “Ensayos de vuelo”; las pinturas de gran formato sobre tela tituladas “Plastic Beach”, “Annie en el país de las maravillas”, “Packaging” y la sutil reacción instalativa que definen y tensan el resistente cuerpo expositivo de “Selfie. Autorretratos del Yo”, confrontamos el mayor nivel de libertad expresiva y el máximo esplendor imagético que en estos instantes alcanza la vital y admirable polisíntesis estética personal de José Almonte.