José Antonio Martínez Rojas – ¿Es el Presupuesto para el año 2004 equilibrado?

José Antonio Martínez Rojas – ¿Es el Presupuesto para el año 2004 equilibrado?

No obstante de las afirmaciones de los que elaboraron el Presupuesto Nacional para el año 2004 de que el mismo está sumamente balanceado, al tener a su favor un 27.5 por ciento mayor que el del año 2003, nosotros creemos lo contrario por las consideraciones siguientes.

Hemos afirmado siempre «que el país que no produce la gran mayoría de los alimentos que consume, será siempre dependiente». En el presupuesto para el año 2004, a la Secretaría de Estado de Agricultura se le asigna sólo una partida de 4,072 millones de pesos, una aberración si se toma en consideración la gran deuda que tiene el sector agropecuario privado, superior a los 1,200 millones de pesos. Los «econo burócratas» que confeccionaron esta «bella pieza», ni siquiera la modificaron después del paso de la tormenta Odette, que arruinó gran parte de la cosecha de café y barrió los arrozales del Bajo Yuna e inundó la Línea Noroeste. Suponemos, que cuando haga falta arroz, plátanos u otra vianda afectada por las lluvias, la Presidencia de la República con un monto de 8,267 millones de pesos, lo resolverá.

Donde no entendemos el razonamiento de los que confeccionaron el Presupuesto de 2004, es en lo concerniente a la Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas con un desembolso de 5,215 millones de pesos. Y nos preguntamos ¿Está nuestro país en guerra? ¿Aumentaremos el número de efectivos militares en la Fuerza Tarea Quisqueya en Irak? ¿Seguiremos comprando lanchas patrulleras para evitar que los inconformes se vayan en yolas? ¿Se seguirán construyendo más monumentos como el de Constanza para resaltar «la lealtad y el patriotismo» de nuestras fuerzas armadas? Un país tan diminuto como el nuestro, que cuenta con más oficiales generales (190) que el ejército de Brasil con 150 millones de habitantes, no se puede dar el lujo de seguir dilapidando sus magros ingresos en la adquisición de equipos y material bélico para enfrentar, en caso necesario, el peligro haitiano, país que está ganando la batalla con la penetración pacífica masiva en nuestro territorio y que las fuerzas armadas vigilantes de la frontera, no ha podido controlar.

Una de las tres patas generadoras de divisas es el turismo. ¿Se compadece con la realidad que a la Secretaría de Estado de Turismo sólo le hayan asignado 775 millones de pesos? Los «econo burócratas» tampoco se han dado cuenta que nuestro país necesita una mayor promoción en el extranjero. Que tenemos una espada de Damocles sobre nuestra cabeza: Cuba. Que el día que las circunstancias cambien, debemos estar preparados para resistir la avalancha de turistas que la curiosidad moverá hacia la denominada Perla de las Antillas. Si bien es cierto, que las cadenas hoteleras establecidas en nuestro país gastan recursos módicos en promover sus hoteles, el turista que reciben es «cautivo» y apenas se desplaza del complejo hotelero en el cual adquirió «su paquete turístico de todo incluido». Debemos de promocionar con mayor ahínco nuestro turismo de montaña, el ecológico y el de aventura. Quitémosle el «narigón» al todo incluido y seamos más selectivos a la hora de recibir visitantes.

¿Podría afirmarse que este es un Presupuesto equilibrado cuando la suma de cuatro Secretarías de Estado (Agricultura 4,072; Trabajo 570; Industria y Comercio 514 y Turismo 775), más los otros dos poderes del Estado, el Congreso Nacional 1,063 y el Poder Judicial 1,363, al cual hay que agregarle la Procuraduría General de la República 665, es menor que el presupuesto de la Secretaría de Estado de Interior y Policía, el cual asciende a la no desdeñable suma de 9,032 millones de pesos?

Lo peor de todo esto, es que debido a la política alegre de endeudamiento, del Presupuesto Nacional de 2004 ascendente a 120,927.5 millones de pesos, el pago de la Deuda Pública será de 39,085 millones de pesos; es decir, una tercera parte de lo programado. Si seguimos cogiendo «fiao» sin creer que las deudas no se pagan «que Dios nos coja confesados».

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